Pinball Wizard. Sala X. 20 de marzo de 2021
El comienzo del concierto de Pinball Wizard de ayer tarde en la Sala X fue toda una declaración de intenciones. Se subieron al escenario mientras se escuchaban unas suaves notas de teclado grabado que en cuanto Memphis Jiménez se acercó al micro se transformó en una versión del Home sweet home que en realidad fue solamente una intro antes de que un minuto y medio más tarde la enterraran los primeros golpes de la batería de Álvaro León seguidos de las primeras pulsiones a las cuerdas del bajo de David Gatica y de la guitarra de Joey DeadCat, haciéndola desaparecer, dándonos a entender que hasta los Mötley Crüe eran demasiado moñas para lo que ellos tenían planeado hacer allí. Y Come with me marcó el inicio de una hora y media del rock más atronador que les habíamos escuchado hasta ahora.
Con esa canción, la que abría Shout it out and break the sound, su disco del 2017, empezó el repaso de todas las que le seguían en él, alternándolas con las cinco que incluye su disco del 2020, Make millennials great again, que es el que ayer estaban presentando en sociedad de la forma debida; recrearon también un par de versiones bien colocadas y no se olvidaron del single que editaron entre los dos discos citados, The new generation, que fue la canción con la que siguieron, de nuevo otra afirmación de lo que iba a ser el concierto… too rough for your sleazy bar… no es que la Sala X sea un bar sórdido, pero con las condiciones restrictivas actuales lo que sí quedaba clarísimo es que lo de Pinball Wizard iba a ser demasiada caña para él: fraseos pesados de bajo, guitarras afiladas, batería como una fiebre y voz irresistible; una mezcla que hubiese sido deliciosa pero que en realidad derramó tanto ácido que de nosotros no dejó ni los huesos.
Siguieron lanzando canciones que de verdad que eran aseveraciones ciertas: Hard rock steals our hearts tonight… ¿qué no? A todos los presentes nos robaron el corazón con su hard rock en el que la voz de Memphis, rasposa y penetrante, atravesaba la rugiente ola de sonido de los otros tres componentes de la banda, que solo amainó aquí unos segundos para que Joey nos dijese a todos que éramos unos hijos de puta mu grandes que teníamos que estar enterrados bajo tierra con la cabeza p’abajo y que por eso nos dedicaba la primera canción de las del disco que presentaban, Crazy horse, la que nos retrataba a todos los caballos locos… I will part of rock’n’roll… burning to death and you’ll see me dancing… la atmósfera densa y cargada se suavizó un poco con el Move over de Janis Joplin, al que Memphis se enfrentó sin complejos, confiada en su poder.
La pesada maquinaria metálica se puso de nuevo en marcha sin apenas dar tiempo a terminar de saborear el duelo de dedos cabalgando por el mástil de la guitarra y baquetas aporreando platillos con que terminó la canción anterior y Money down avanzó pesadamente, casi fundiéndose luego con Good girl gone mad; cuando comenzábamos a estar abrumados nos dieron otro respiro con I’m your crush, una de las canciones que Memphis ha escrito también para el disco que se presentaba. Se fueron sucediendo Shout it out and break the sound adornada al final con restallantes riffs de Joey; Blah blah blah, Gimme some love, con Memphys sosteniendo las notas enfáticamente; Shake me shock me, envolviéndonos de aires stonianos con su regusto a Gimme shelter… y llegó el rato de diversión también para la banda: Memphis cogió el bajo de David, que se sentó a la batería haciendo que Álvaro dejase la banqueta para coger la guitarra y que Joey se pusiese delante del micrófono central para marcarse un Sweet home Chicago vacilón, más por el palo de los Blues Brothers que por el de Robert Johnson, su autor. Sweet home, Sevillaaaa y a volver a lo que estábamos, que era presentar el último disco y todavía quedaban un par de piezas. Magic tree, la que lo cierra, fue la siguiente, también con el protagonismo de Joey en la voz, que aunque no es la de Memphis pero sabe besar el filo de la navaja sin cortarse nunca con ella.
El inicio del camino final empezó con Come on y circuló por el disco Shut it out con una irreprochable exhibición de fuerza y entrega por parte de los cuatro a través de Crazy for me y Down the road, para disolverse en el polvo caliente al que alude Hot dust. Y como todavía quedaban resquicios sin quemar salieron para completar el Make millennials en el bis y hacer que ardiesen sus cuerpos y los nuestros, no solo las mentes, como cantan en el We will burn que marcó la despedida de un concierto prolongado, inolvidable en su conjunto y explosivo.
