Salvaje es un disco que parece salido del túnel del tiempo. Lleno de música que evoca las llamaradas rockeras de los últimos días de los 70, las agresiones aurales del groove metal de los 80 y la brutalidad del cosmos del metal progresivo de los 90. Fascinante, sobre todo teniendo en cuenta que Pulso tienen la suficiente convicción como para que su propuesta sea realmente contundente, por encima de las poses de los meros nostálgicos. En la cuarta canción de las cinco que componen este disco, Una de ejecuciones, dicen que nadie merece morir y desde luego que gente como Iron Maiden, Pantera o Tool, que han hecho mamar a esta banda lo que ahora regurgitan en este disco se ajusta perfectamente a esa frase.
Es un disco que gruñe al sistema fieramente desde que se abre con Salvaje y nos advierten de que solo somos carne de cañón, aunque ellos todavía estén llenos del espíritu batallador que les lleva a querer ser salvajes, hasta que se cierra con un círculo cerrado de admiradores y amigos como Vikingo, Zequione, Nano Tribbü y el Tridi, que les ayudan con sus ansias por explotar en Lo parto tó. Esta es la última del disco pero fue la primera en mostrar la actitud que iba a estar presente en el fondo de todo este nuevo trabajo, aunque en su forma sea la más alejada de todo lo demás que suena en este Salvaje; con ella comenzó a fluir la adrenalina artística de Pulso que dio lugar a toda la imaginería que pobló después las canciones: el lobo traidor que acecha para atacarnos, el despreciable desleal que te vampiriza, el verdugo que te va a matar con una bala, una soga o un hacha… contra todos ellos la banda se rebela y grita pidiendo venganza.
Grabado, mezclado y masterizado por Leo Peña en los estudios JOTUN de Alcalá de Guadaíra y después de un año madurando porque se terminó justo cuando empezaba el estado de alarma, Salvaje ahora resulta todavía más amenazador que si hubiese salido en su momento, porque los personajes sobre los que Boca, Johnny, Ernesto y The Doctor nos avisan en su castillo de fuegos artificiales convertido en terroríficas canciones, ahora están más sueltos y son más peligrosos tras un año alimentándose de nuestro miedo. Menos mal que al final está la guasa de Lo parto tó, porque las cuatro canciones anteriores hacen de Salvaje la clase de disco que te hace bañarte en sudor… del más frío.
Escribía al principio de esta crítica que Salvaje es un disco que musicalmente nos lleva al pasado, o mejor dicho, nos lo trae; y quiero volver sobre ello porque en su mezcla de desorden y precisión, la banda ha sabido diversificar sin diluir el fruto de sus influencias y el resultado eclipsa a bandas consideradas contemporáneas, de esas de las que no voy a decir nombres, pero que todos los sevillanos que escuchamos jevi sabemos que limitan sus influencias a una bárbara deformación y a un poderoso reprocesado. Pulso te taladran más profundamente que cualquier otro grupo. Y en sus canciones el placer y el dolor están inextricablemente entrelazados. Ten cuidado.