Viendo la portada con la vieja verde dibujada por Gianluca Tenia Gambino y la nómina de músicos que participan en él, podría pensarse que este de Raúl Cantizano & Hidden Forces Trío sería un disco mucho más friky de lo que es. No hay muchos géneros que no exploren en esta obra llena de piezas cortas en su mayoría, extravagantes e incluso pegadizas, que giran y giran de manera impredecible. No es tan poco un disco oscuro; incluso cuando está en sus puntos más ruidosos… estoy pensando en Eine Melodie Schnitzen y Daumen un Rumplen, los momentos en los que Ricardo Jiménez, de Orthodox, colabora con una segunda guitarra, aún mantiene su humor. De hecho, es difícil decir exactamente cómo de en serio se han tomado el disco Raúl, Marco, Borja y Gustavo porque, aunque las -vamos a llamarlas- canciones son buenísimas, e incluso memorables… y ahora estoy pensando en ese Slam Grezzo, donde el saxo tenor de Colin Webster le hace parecer todavía más esquizoide que el hombre del siglo 21 al que aludían King Crimson, cuyas partes mas free se me han venido a la cabeza escuchando esta otra, también cambian de dirección a cada momento, incluso cambian de género por completo. Hay secciones de punk, de metal, clásicas, ambients, noisies, por supuesto de free jazz, aunque no esperes empaparte de ellas, estos géneros entran y salen antes de que te des cuenta de que están ahí.
Dicen ellos que el disco ha sido concebido con la premisa de improvisar sobre las melodías y los ritmos rotos de Captain Beefheart y la influencia de este es clara a lo largo de él, porque a pesar de las extrañas estructuras de las canciones del californiano majara, seguían siendo lo suficientemente accesibles y pegadizas -¿he repetido este término dos veces ya hablando de música en la que participa Marco Serrato…?- incluso si teníamos que escucharlas varias veces para captarlas; algo que también ocurre con algunas de las de este disco, ya sea Nudum Funem, en la que el clarinete bajo de Gustavo suena tan desaforado como la voz de Yamataka Eye en los cortes más grindcores de Naked City, o la que lo cierra, Late But Sharp. Por supuesto, hay también una gran variedad de pistas del free jazz que influyó tanto en Beefheart, la mayor parte caótico, de ritmo rápido, pero que a veces se ralentiza, convirtiéndose en un cool jazz mucho más ordenado… y ahora estoy pensando en Silver Singer Slingers. Fragmentos de sonidos de ángulos extraños barajados y lanzados en un asalto alegre. A pesar de la relativa calma e incluso inocencia de algunos de esos pasajes, la subversión irónica acecha en cada fraseo instrumental.
Instrumental en su mayoría, este disco muestra las excelencias de los músicos que participan en él: Raúl Cantizano ha cambiado la guitarra flamenca por la eléctrica, con la que sigue mostrando su inusual apertura mental para los sonidos que crea; Gustavo Domínguez saca tonos únicos y chillidos de su clarinete, que ensucian la música -tómese este verbo como cuando digo que en el rock prefiero las guitarras guarras a las virtuosas-; Marco Serrato al bajo y Borja Díaz a la batería son brillantes y manejan fácilmente los cambios repentinos de tempo. También aparecen los ya mencionados Ricardo Jiménez y Colin Webster, además de otros tres invitados poniendo la voz en las canciones que tienen letra: el mítico Mike Watt -de Minutemen, Stooges– recitando, mascullando, más que cantando unos versos de Serrato vacíos de esperanza… nosotros, que vendimos nuestra alma por nada, ¡gloriosa pérdida de tiempo! No mires más allá, el espacio está en tu interior y nunca está la respuesta… en We, who sold our soul for nothing; Howie Reeve, quejándose con letra propia de una indeseada visita en casa, acabada felizmente… el intruso se había ido y las manchas de grasa en el sofá eran fáciles de quitar… en Apotrope y Xavi Castroviejo, de Blooming Látigo, también con una siniestra letra propia, esta en castellano… los espíritus del agua acechan, esperando a caer sobre mi cabeza… en La charca.
Os recomiendo encarecidamente el disco. No solo a los conocedores de la obra de estos músicos, o del free jazz, o de la improvisación libre, sino a todos en general, porque si un disco va a cambiar vuestra visión de estas formas de música es este. Tiene suficiente variedad de géneros diferentes y es lo suficientemente variado como para atraer a aquellos que están fuera de la base de fans del género. Aferraos a lo que escucháis cada vez que le deis al botón de play del gadget que uséis para oirlo. Y recuperad el aliento cuando podáis.
Como esta crítica la estoy publicando a mediodía del viernes, todavía estáis a tiempo los que la leáis pronto de ir esta tarde a Sublima Tattoo y Discos, en la calle Aposentadores, donde Raúl y el trío de fuerzas ocultas, a partir de las siete y media, pincharán este disco que editan hoy y algunos más de los que les gustan a ellos y después ofrecerán un pequeño concierto de presentación.