Estrofas inconexas, flashes instantáneos que cuentan historias de apenas cuatro o cinco versos. Charly Riverboy se pone la careta de la locura, bebe de la incoherencia de la divina inconsciencia y el electroshock le saca de su paseo por los campos de fresas y le envía a la cara oculta de la luna. Viene y va la locura, amenaza con volver y sembrar la sardónica gracia de las palabras rotas en la poesía de Charly. ¿Es la poesía el pretexto de la locura? ¿Es la locura el pretexto de la poesía? ¿O las dos son el pretexto de otra cosa? De algo que ha impelido a Charly a girar al castellano en sus canciones. Él dice que expresarse ahora así es motivador, es como empezar de nuevo y dejarse llevar por la dirección del viento, como las aves del edén que vuelven en los albores del verano. Charly es un espejismo, una ilusión, y aunque entendamos sus palabras, él engaña a la razón y nos sumerge en un mundo de sirenas que no paran de cantar, de ángeles que rompen corazones y de demonios que van a morir a la fuente que da título a este delirio intenso y emocionante.
Aunque esta canción de La fuente se presentó oficialmente anteayer en Radio 3 y hoy mismo se ha lanzado a través de las plataformas de escucha habituales, unos pocos centenares de personas tuvimos la fortuna de escucharla ya hace una docena de semanas cuando Riverboy la interpretó en el Teatro Central durante el concierto del cumpleaños de Nocturama, abriendo una magnífica suite de dos piezas que terminó en un paroxismo instrumental, en una tormenta eléctrica ejecutada por la nueva banda, en la que permanecen Sleepy James a la batería y Jose Vaquerizo a los teclados y cuenta con dos músicos nuevos, Ricky Candela al bajo y Paco Lamato a la guitarra, que sustituyen respectivamente a Ale García y Tera Bada, que ya andan bastante ocupados con sus funciones en los Derby Motoreta’s Burrito Kachimba; aunque este último haya podido sacar tiempo para realizar un video sobre esta canción, del que te daremos todos los detalles cuando se edite el próximo día 12 de marzo.
La grabación de La fuente tuvo lugar durante los meses de septiembre y octubre en los estudios Happy Place, siendo producida y mezclada por Paco Lamato y Sleepy James y posteriormente masterizada por Jordi Gil en Sputnik Recording.
No sé si el cambio de inglés a castellano de Charly a la hora de cantar supone también un cambio en el enfoque de las letras de las canciones, porque de momento solo conocemos esta. En el primer disco contaba historias concretas; en Other side, por ejemplo, o en Lightning horse, en Damned, o adaptaba a canción parte de la historia de El viento en los sauces, e incluso dedicaba una canción a su mujer, Pati; sin embargo en La fuente encontramos estrofas desconectadas de una historia concreta, que son retazos un poco locos, poesía psicodélica. Le pregunto a Charly si todo el disco va a ser así también. «La fuente es una canción peculiar, aunque como recordarás del primer disco la metáfora es un recurso que utilizo muchísimo; las demás de este disco nuevo sí tienen un hilo conductor. Lo que he hecho en La fuente ha sido intencionado porque me apetecía jugar con la canción contando historias inconexas pero que tienen un principio y un final; es una especie de haiku en realidad. Las demás canciones tienen otros enfoques más clásicos, pero La fuente la cuento en plan burlón, que es algo que entra dentro de esa psicodelia que citas, que es una cosa más subjetiva».
Las canciones del primer disco ya bullían por la cabeza de Charly desde mucho antes de grabarlas y supongo que estas del disco nuevo habrán pasado por un proceso similar, debido también al confinamiento. Cuando apareció el disco anterior él decía que había disfrutado mucho echándole tiempo a las canciones, componiéndolas y añadiendo arreglos, algo que le gustaba hacer antes de pasárselas a la banda. Le pido que me hable del proceso creativo del nuevo disco. «Pues resulta que yo ya tenía muy avanzado el segundo disco de Riverboy en inglés. Pero al meterme en el estudio me di cuenta de que me faltaba algo; llevaba mucho tiempo rondándome por la cabeza que lo que me apetecía de verdad era hacer algo en castellano. Así que aparté todo ese puñado de canciones que tenía, que ya las iré sacando en otro momento; no aproveché ninguna de ellas cambiándole la letra del inglés al español, sino que partí totalmente de cero. Cuando empecé a componer lo primero que tuve que hacer fue encontrar la manera de escribir, que cada uno tiene la suya particular; saber qué es lo que yo quería contar, porque no me apetecía dar la chapa sin nada interesante que decir. Me interesaba una forma de hacer la letra que estuviese muy pegada al aura de la música. Y en realidad cuando pensé en a ver cómo lo hacía opté por la misma forma en que en el primer disco contaba las historias, esas epopeyas fantásticas; usé la misma técnica, pero en español. Y el confinamiento me vino muy bien, sobre todo para el proceso de selección de entre todas las canciones que ya tenía hechas; las que más me gustaban eran las que iban pasando la criba. Y como cuando nos pilló el confinamiento estábamos ya bien de ensayos pues yo les iba mandando las canciones a los de la banda y ellos, cada uno en su casa, le iban metiendo fácilmente lo suyo, de forma que cuando por fin volvimos al local la gente ya se sabía las canciones como si las hubiesen tocado quinientas veces».
Esa forma de construir las canciones, sobre todo en directo, que al principio son medios tiempos, o incluso tienen aires pastorales y se van acelerando para terminar en esa tormenta eléctrica a la que me referí antes cuando hablaba de su concierto del Central, o a como solían resolver la última parte de Other side, que podría ser el paradigma de lo que digo, quizás sea una concesión a la banda. Le pregunto a Charly si él hace las canciones para los discos y los demás las hacen para los conciertos, ¿qué parte de las canciones se debe a ellos? «Me gusta mucho ese concepto de pastoral que introduces; sí, es así, ese es mi modus operandi. Me gusta establecer diferentes estados de ánimo dentro de una misma canción y me salen así, sin pensarlas; y si te fijas en el primer disco, prácticamente todas duran lo mismo, variando poco, pero no lo busco. Las composiciones son totalmente mías; les hago las estrofas, estribillos, los arreglos principales y después todo eso sube mucho más con la banda. Yo suelo llevar las canciones bastante cerradas, pero después la banda aporta la magia de los músicos, sus líneas de bajo, de guitarra, otros arreglos… pero no se me va mucho del concepto que yo tenía de la canción. Mientras más cerradas las lleves el resultado es más fiel a lo que tú tenías pensado realmente desde el principio».
De todas formas, aunque las canciones se ajusten al pensamiento de Charly, el que en Riverboy haya dos músicos que son además técnicos de producción más que competentes debe hacer que el trabajo se facilite muchísimo. «Pues sí; estoy muy contento con el gran equipo que hemos formado. Las canciones llevan un trabajo de preproducción grandísimo, al que Sleepy y Paco le han dedicado muchísimo tiempo; las mezclas están muy pensadas por ellos, buscando siempre el mejor camino por el que podíamos ir; así da gusto trabajar. Y el trabajo de preproducción lo completamos todos juntos en el estudio; allí vamos grabando ensayos, maquetas… trabajamos todos juntos a tope y aunque el peso de esa preproducción lo lleven Sleepy y Paco, el Candela y Jose también van codo con codo; nos vamos pasando las cosas unos a otros, quedamos mucho en el estudio… Creo además que estaría muy bien que saliesen a la luz algún día las mezclas primeras que hicimos con todos nosotros cada uno en su casa, porque la gente aportó muchísimo. Ese parón de la cuarentena fue muy interesante; teníamos un archivo en común y cada uno iba metiendo su instrumento y ese trabajo nos sacó del agobio de la cuarentena y salvamos la papeleta muy bien. Fíjate que de esa forma maquetamos cuatro de las canciones…».
No sé si iremos conociendo las nuevas canciones poco a poco, como las del anterior disco o hay planes de editar pronto este nuevo. Le pregunto a Charly sobre eso para que así me hable también sobre el futuro más inmediato de Riverboy. «Hemos estado pensando mucho en cómo hacer el lanzamiento y hemos decidido hacer un goteo de temas, sacando cada mes de aquí al verano tres de ellos y ya en verano sacaremos un directo de esos tres temas. Ese es el planteamiento inicial. El disco lo sacaremos después del verano, porque está la cosa muy mal ahora. Todos tenemos ganas de salir a tocar pero no hay mucho movimiento; hay cosillas para verano, que se están hablando e intentando cerrar. Lo cierto es que como hemos estado mucho tiempo apartados ya se ha perdido un poco la estela del primer disco, pero confio en que con el material nuevo vengan más cosas, la maquinaria de comunicación está funcionando para que así sea».
Y no se nos debe olvidar que en algún momento debe aparecer también el quinto disco de la Milkyway Express, la otra gran banda de la que Charly es componente esencial, aunque por esa parte ahora mismo está todo en stand-by debido a lo complicado que ha sido el año y él prefiere centrarse en eso en otro momento más oportuno. Ahora lo importante es no perder de vista el camino de Riverboy. «Nuestro futuro va ligado al futuro de la humanidad, nunca mejor dicho. Mi aportación a él es la de ir sacando canciones en vez de guardarlas, que me apetece sacar las cosas que llevan mucho tiempo en el horno y ahora en marzo vamos a montar más material, que grabaremos en el siguiente disco».
Todavía no ha salido el segundo disco, del que solo conocemos una canción, y ya están preparándose para grabar el tercero. ¿Hay una actitud mejor que esa?