Robyn Hitchcock & Los Del Huevos Band. Sala X. 11 de abril de 2023
Teníamos nuestras dudas antes de entrar al concierto de Robyn Hitchcock anoche en la Sala X y así lo comentábamos en la cervecita previa del bar de la esquina: ¿la banda iba a sonar bien o iba a ser una pachanguita? Y pensábamos eso porque el jueves pasado Robyn estaba todavía en Nashville, después de haber dado allí un concierto la noche antes. Era imposible que hubiese llegado a España con tiempo suficiente para ensayar bien las canciones con este trío, bautizado como Los Del Huevos Band, compuesto por Pablo Magallanes a la guitarra y Rafa Camisón a la batería, ambos de los G.A.S. Drummers, además de Juancho López, del Kurt Baker Combo y asiduo acompañante de Dogo desde que este se estableció en León. Sin embargo, de pachangueo, nada de nada; la banda sonó muy sólida, perfectamente engrasada y solamente saltó un piñón del engranaje cuando en los bises, después de interpretar Airscape se volvió Robyn hacia Rafa para abroncarlo, cuando en realidad a mí me pareció que el que se había perdido en el acorde final fue él mismo. De todos modos, aquello solo sirvió para dejarnos algunas sonrisas, de las que en la cara de Rafa se dibujó la mayor de todas.
Cuando terminó, los comentarios de muchos de los espectadores, que completaron una media entrada escasa, eran sobre que habían presenciado uno de los mejores conciertos de los últimos meses. Y yo no voy a quitarles la razón, porque disfruté muchísimo también. Y volvió a sorprenderme la misma cosa de siempre que hablo de Robyn Hitchcock con alguien: eso que dicen sobre cómo a pesar de llevar tantos años viviendo en Nashville, las canciones de Robyn tienen tantos aires del pop inglés, en general, y beatlelianos en particular. En realidad, yo le encuentro siempre más reminiscencias de la Velvet Underground, y anoche mismo me pasó, por ejemplo, con la interpretación de Sally Was a Legend. Me recordó a los Beatles, si acaso, en So You Think You’re in Love y puedo conceder que Oceanside comenzó siendo de terciopelo subterráneo para ir convirtiéndose poco a poco en algo parecido a lo que hacían los de Liverpool bajo el influjo indio, tipo Within You Without You.
Se suponía que Robyn venía presentado su último disco, Shufflemania, pero de este solamente interpretó cuatro canciones, el resto fueron muchas de sus repertorios habituales de directo, ya sea solo o con banda, e incluso recuperó también un par de las de los Soft Boys, que también suele cantar: Queen of Eyes y la maravillosa I Wanna Destroy You, que tantos buenos recuerdos me trae, porque la primera vez que la escuché en directo fue en un concierto que organicé yo mismo cuando estaba con Producciones Informales, el de los australianos Trilobites, que la versionaron en Sevilla allá por 1989. Cuando entramos en la sala ya estaba Robyn sobre el escenario terminando de cantar la primera de las canciones, que hizo en solitario, antes de que se le uniese el resto de la banda. No me hagáis demasiado caso, porque estaba más atento a que me pusieran la primera ronda de cervezas que a lo que escuchaba, pero me pareció oírle cantar que soñaba despierto con trenes en los que esperaba encontrar al amor de su vida, así que la canción debía ser I Often Dream on Trains. Desde ahí siguió con el set eléctrico, arrancando con una de las canciones del disco nuevo, precisamente también la que lo abre, The Shuffle Man y… bueno, vale, esta también tenía cierto soniquete poppy inglés, pero más cercano a los Kinks que a los Beatles.
Antes de volver a traernos otra novedad, la delicada canción de Feathery Serpent God, dedicada a una deidad mejicana del poder y la fertilidad, que parece ser que a Robyn le trajo la inspiración para este último disco, nos alzó a las nubes con un trío de canciones que también nos ofreció cuando estuvo en este mismo escenario en octubre del 2019, aunque aquella vez en solitario con su guitarra acústica y la única compañía a veces de Emma Swift, que precisamente en una de las que le acompañó fue en Virginia Wolf, la que cerró este trío de anoche, una de las canciones de Robyn con una letra de las más maravillosas que hayan salido de su pluma… Virginia Wolf llenó sus bolsillos de piedras… ella sabía que las piedras no flotan… uno siente a veces lo que no quiere sentir… con anterioridad a ella hicieron Queen of Eyes y Madonna of the Wasps, la que él siempre presenta, también anoche, como La Virgen de las Avispas. Una maravilla tanto en la interpretación vocal de Robyn, excelente durante todo el concierto, como en la instrumentación, en la que su guitarra tuvo un papel destacado, con sus dedos moviéndose sobre el mástil a una velocidad que parecía imposible muchas veces, conduciendo armonías singulares, cambios de tono, cambios dinámicos por parte de todos.
Esa fue la tónica general del concierto, el recorrido por un camino de recuerdos empedrado por grandes interpretaciones de naturaleza superlativa como New York Doll, su emocionante recuerdo a Arthur Kane; o Brenda’s Iron Sledge, con su ritmo de guitarras a dúo crudo e impactante; también la para mí extraña Mad Shelley’s Letterbox, una canción de desamor de la que nunca he podido entender del todo de qué va; Saturday Groovers, que… bien pensado… esta también pudo sonar a pop inglés, con esos pa pa para papa para paaa… pero tampoco a los Beatles, más bien a los Herman’s Hermits. Entre ellas metió otra más del nuevo disco, The Sir Tommy Shovell, con una letra que decía que ojalá estuviésemos en un pub llamado Sir Tommy Shovell echando unas pintas; aquí anoche en la Sala X también se estaba la mar de bien y la cerveza no desmerecía a las pintas esas, sobre todo desde que sirven esta de ahora en lugar del brebaje asqueroso aquel que ponían antes haciéndolo pasar por cerveza. En el disco esta canción suena a los Soft Boys mucho más que anoche aquí, pero, claro, es que en la versión grabada, en lugar de Pablo, que le dio otro toque genial, pero personal, toca la guitarra Kimberley Rew, que ella estaba también en la otra banda… ¿se le podría llamar beat-punk a la versión de anoche? Llámese cómo quiera que se llame, fue tan electrizante como todas las demás que fueron haciendo luego, que ya teníamos más pegadas al oído.
Para los bises volvió a salir solo Robyn y nos dejó una interpretación muy tierna de Queen Elvis. Luego, ya todos juntos de nuevo, hicieron Airscape, Adventure Rocket Ship y, otra de las canciones del disco nuevo para terminar definitivamente, Midnight Tram to Nowhere, con la que volvimos a casa, cuando todavía faltaba mucho para la medianoche y con nuestros respectivos medios porque en esta ciudad el tranvía pasa por otro sitio muy distante de la calle José Díaz.
