- Ruben Wayne lanza Cazar al azar, la quinta canción de su EP homónimo, que así queda completado, aunque su edición final no se haya realizado de forma convencional
La forma de trabajar de Rubén González no ha sido nada convencional desde que el pasado año 2020 diese forma como proyecto de estudio a Ruben Wayne, aunque con miras de convertirse en una banda de directo. Normalmente los grupos que van dando a conocer sus canciones, si las apoyan además con un videoclip, sacan este al mismo tiempo, o pocos días después de ella, sin embargo, la forma de actuar de Ruben Wayne ha sido muy singular: sacaba una canción y el videoclip de ella lo daba a conocer mucho tiempo después, incluso cuando ya había lanzado la canción siguiente. Así lo ha ido haciendo con cuatro de las cinco canciones que dan forma a su primer EP, de título homónimo, que acaba de completar. Por eso, su siguiente movimiento, en este próximo mes de enero, irá en esa misma línea, que nos cuenta el propio Rubén. «Así es; Decrépita sirena fue el penúltimo single y su videoclip lo hemos terminado hace unas semanas. Se va a lanzar en enero. Y del último, Cazar al azar, no realizaremos videoclip, sino que damos ya por terminado el trabajo y nos centraremos en la promoción del EP y en montar la banda con vistas a comenzar a tocar en directo en los primeros meses del 2022».
Y no terminan aquí las diferencias de Ruben Wayne con las demás bandas de rock, porque el EP del que estamos hablando, y que hoy te estoy presentando, no lo vas a poder encontrar como unidad, sino con todas sus canciones de forma independiente. Aunque en realidad esta no ha sido una jugada planeada por Rubén. «Yo soy el primer sorprendido. El disco no sale como algo homogéneo porque la distribuidora lo ha hecho así. Como bien sabes, las canciones las he ido sacando single a single, aunque les ponía que formaban parte de una unidad y de un EP concreto, pero por cosas de la tecnología y de las limitaciones que tenemos los artistas independientes, al ser yo mismo el que contrató el servicio de distribución, algo ha debido desajustarse y no han lanzado el EP como unidad».
Cinco canciones, pues, editadas entre febrero y diciembre, que juntas conforman un EP llamado Ruben Wayne, que se produjeron, grabaron y mezclaron en el estudio que Rubén tiene en nuestra ciudad, Ayest Producciones. Rubén asumió también la grabación de las guitarras eléctricas y acústicas, bajos y voces, colaborando Lolo Ortega con un solo en una de las canciones. Gabriel León hizo los arreglos e interpretó todas las partes de teclado, grabándolas en León Records, de Sevilla. Y las baterías llegaron desde Barcelona, donde Toni Mateos, un afamado batería de sesión que ha colaborado con Alejandro Sanz y Jarabe de Palo, entre muchos otros artistas consagrados, las grabó en los estudios Groovy Factory. Para el proceso de masterización del EP se contó con Mario Alberni, en los estudios Kadifornia.
Desde que comienza a sonar Sin nota de despedida, la primera de las canciones del EP, vulnerable y viciosa, se aprecia el sonido orgánico que tanto se echa en falta ahora que los músicos usan tantos plugins para recrear amplificaciones y samples para reforzar las baterías. El de Ruben Wayne es un sonido old school con el calor de los amplis de válvulas.
En la segunda de las canciones, Medalla de latón, todavía se aprecia más ese sonido puro, clásico del rock, más característico de las producciones analógicas que de las actuales, sobre todo en el riff que la cierra, en el que la Les Paul de Lolo Ortega imprime su gran fuerza sobre las raíces del rock clásico. La canción es una oda a la derrota, que supone ascender un escalón más en pasión y nervio sobre la anterior, y la única de las cinco que no ha tenido arreglos posteriores a como Rubén la concibió.
En Despierta está muy patente el sonido del hard rock, propio de bandas como Aerosmith o Guns N’ Roses, que tanto han influido en Rubén. Hay voces dobladas y llenas de eco y un bajo empeñado en hacerte despertar del largo letargo al que alude la canción.
Decrépita sirena habla de los estragos que el tiempo causa sobre el brillo antiguo, algo que puede aplicarse también a los músicos anclados en sus años dorados. Ruben Wayne busca, sin embargo, su propia identidad, tratando de forjar su sonido y mostrando la ambición de continuar conquistando los cielos del hard rock. Si salvamos las distancias con Greta Van Fleet, escuchando esta canción uno siente la misma emoción apreciando esa dirección del sonido.
Después de la introducción del wah-wah, cada instrumento y, sobre todo, la voz de Rubén, crean una canción convincente, que muestra variaciones en su intensidad, haciéndola dinámica y conmovedora. Cazar al azar, la última de las canciones del EP, es una buena muestra de la constante que tiene el disco, en el que cada pieza presenta diferentes transiciones, pero con resultados totalmente homogéneos.
Desde la primera a la quinta de las canciones, este disco, Ruben Wayne, se las arregla para mantener activa la energía magnética, apasionante, impactante. Su vena rockera te acelera los latidos del corazón por medio de sus potentes líneas de bajo, de sus punzantes patrones de batería, del ritmo encantador por el que navegan los riffs de guitarra. Si Rubén encuentra una banda que sea capaz de recrear en directo los sonidos que escuchamos a través de los altavoces conectados a nuestros equipos y de transmitirnos las mismas sensaciones, sus conciertos serán exhibiciones portentosas que arrasarán con todo el público que se reúna para disfrutarlas.
