El día uno de este mes de diciembre os presentaba el nuevo proyecto de Paco Cruces, al que todos conocéis mucho mejor por el nombre de Paco Trilita, diciéndoos que ahora consideraba que es tiempo de volver a la primera línea de la escena musical sevillana con un nuevo sello discográfico llamado Felices Años 20. Y ya por fin tenemos el primer producto salido de ese sello: se llama Fracasos que no me explico y es un maravilloso disco doble en vinilo de 180 gramos, uno blanco y otro negro; con portada triple en cartoncillo de 450 gramos plastificado, ilustrada por otros sevillanos ilustres: Miguel Brieva con sus dibujos y fotografías espectaculares de Miguel Ángel Cano, aka Macano. ¿Y de quién es la música que contiene semejante artefacto…? Pues nos lo explica el propio Paco: «Es de Maleso, un tipo espectacular, que no tiene parangón; tú puedes hacer la música que quieras y te gustara más o menos y será más más o menos vanguardista, pero como Martín León, Maleso, no hay nadie; pero nadie mires donde mires. Él es un tipo único y en la nota de prensa de promoción del disco pongo que la culpa de que yo haya hecho el sello la tiene él. Porque yo podría seguir pensando en hacer cosas y en algún momento las haría, pero la culpa de que las haya hecho ahora es totalmente suya».
Aquí en esta web hemos hablado varias veces de Maleso y seguramente muchos de vosotros ya sabréis quién es y cuánto de cierto tienen esas palabras de Paco Trilita, pero por si a alguien le ha pasado desapercibida su figura, Paco sigue extendiéndose en contarte quién es. «La idea que yo tenía de montar un sello era muy diferente y sigo queriendo hacerlo como pensaba, porque la música que escucho es de hace un siglo: de los años 20 a los 40, cubana, plena portorriqueña, samba, rhythm and blues, jazz, la de Francia de los años 20… ese era el origen que tenía en la cabeza. Y de pronto me fijo en Martín y me pregunto que quién coño es Martín, quien coño es Maleso; es tan ingenioso, me gustan tantas cosas de las que hace, que me pongo a escucharlo y saber de verdad quien es. Me senté y me escuché de una tacada todos los discos, tomando notas, y cuando terminé me dije que son demasiados temas buenos, demasiado interesantes como para que no tengan más repercusión. Así que llamé a Martín y le dije que me apetecía hacer un disco recopilatorio de sus canciones y me contestó que lo que yo quisiera, puertas abiertas».
Pero luego surge otro problema, que una vez metida la idea en la cabeza hay que ponerla en marcha, hacerla realidad convertida en algo concreto. «Cuando me pongo a concretar cuántas canciones de las 115 o 116 meto en el disco le digo que merecería la pena meter alguna inédita y me dice que me va a enviar los descartes, que son como 30 o 40 temas más; recojo algunos de ahí y le digo que son muchos, que es muy prolífico y me dice que me va a enviar los descartes de los descartes, y me envía todavía otros 30 o 40 más. Al final, tras mucho cribar escojo unos cuarenta que me gustan de verdad».
Y una vez que Paco tiene elegidos los que prefiere me intereso por saber si Martín estaba de acuerdo con ellos, si no quería cambiar su selección y meter algún otro que le gustase más a él. «Martin me intentó quitar las ganas; me decía que iba a perder pasta por un tubo, que él había vendido tanto de un disco y tanto de otro, cantidades irrisorias; que la gente habla mucho y compra poco… le dije que no se preocupase, que si el dinero no se ganaba por un lado ya se ganaría por otro; pero que teníamos que hacer un doble porque no quiero quitar temas. Están casi todos los que elegí aunque hay algunos que están a su criterio, que para eso es el autor, pero me dejó mucho margen y es muy fácil trabajar con él».
Hacer un trabajo de esta envergadura es complicado; los vinilos tienen una capacidad muy limitada de almacenamiento y Martín y Paco querían meter muchas canciones… estamos hablando de unas cuarenta en cuatro caras. «Para saber el número máximo de canciones que entrarían había que saber qué capacidad tienen los vinilos. Empecé a hablar con fábricas y vi que había dos formas de hacerlo, una con un molde, el lacquer, que es el normal, y nos da una duración de unos 20 minutos por cara, que es el standard en los vinilos, y si metes más tiempo bajan los graves y el volumen. Cuando yo dejé de hacer discos de vinilo en los 90 ya existía el DMM (Direct Metal Mastering), la segunda forma que hay, que además de hacer un lacquer hace un molde en metal y eso permite que los surcos sean más precisos y estén más separados para que no haya diafonía, que no se mezcle el sonido entre uno y otro surco, y da más calidad y más duración. Si tienes dinero pagas más y tienes mejores resultados; todo es más caro, más caro, más caro… cuando ya definí con fábrica lo que podía caber, que serían unos 28 minutos por cara, hice mis cálculos. Como antiguamente era vital que los discos sonasen más fuerte porque era el único formato que había para pinchar en la radio y si te ponían delante un disco muy bien hecho sonando fuerte y mejor y detrás ponían uno que sonase muy bajo, al sonar más bajo a la gente le gustaba menos y se vendía menos. Ahora no es el caso porque no se ponen los vinilos en la radio, cada uno en su casa lo pone al volumen que le da la gana; por eso creo que ya no es importante esa variante, no es trascendental como lo era antes. Y el tema de los graves, en función de que la recopilación del disco de Martín era de canciones grabadas de un millón de formas y ni era jevi, ni música clásica, ni nada concreto, pues tampoco era muy importante. Así que con todo esto en cuenta, dedujimos que la duración en torno a los 28 minutos era lo ideal, y estas cuatro caras duran un poquito menos. Ya sabiendo que íbamos a tener casi dos horas de música fue cuando elegimos las canciones».
Y ahora es el momento de hablar de esas canciones que componen el disco, porque alguna hay desconocida y las demás tienen también un sonido algo diferente. «Aquí solo hay una canción inédita, Una guillotina en la Plaza Nueva, con un sonido que es otro tipo de Martin; con coros de Benito Peinado, Pedro Cruz y Chencho Fernández…» Hago un inciso en la conversación con Paco porque Benito y Chencho son suficientemente conocidos, pero interesa decir que Pedro Cruz es aquel al que todos conocisteis en Los Picapiedras, actualmente residente en Alemania, y que aunque Paco tenía previsto sacar en su sello próximamente un disco con sus canciones propias, Pedro las va a sacar con una editorial con la que firmó hace cinco o seis años y que desde entonces le tenía en el olvido. «El orden definitivo tiene que ver con el espacio limitado de cada cara aunque con cierta continuidad; fue idea mía agruparlas estilísticamente para que se viese que hay más de un Maleso. Donde se ve más claramente es en la cara 4 que si la escuchas ves que es de power pop, rock, rock and roll… que no es la idea que se tiene de Maleso como cantautor, sino como de grupo de pop». En esa cara es donde se encuentra la canción Antidisturbia, que a mí siempre ha sido la que escuchándosela en directo me ha recordado a los Tiernos Mancebos, la banda en la que Martín se dio a conocer. «Pero yo no veo a los Tiernos en el disco», me dice Paco. «Yo veo la misma línea de Martín que en los Tiernos hacía canciones country, y esa línea la tienen muchas canciones de este disco, e incluso estamos preparando algunas otras con aires de Flying Burrito Bros. Cuando Martín tiene una idea de lo que es algo no la suelta, encuentra la forma de parapetarse tras ese estilo que ha conseguido encontrar; Martín tiene muchos estilos, porque estos van en función de la idea y de la letra de la canción. La letra, el espíritu de la letra manda sobre el estilo musical. Hace fácil lo difícil y es un tipo que no tiene estribillos; si para vender pop o rock hace falta un estribillo, él no los tiene; bueno, sí los tiene, pero no tiene ese estribillo que se repite diez veces».
Esto que dice Paco sobre los estribillos de Maleso podéis verlo perfectamente en las canciones que he incluido en este artículo de las que, por cierto, la de la guillotina es la única forma que tenéis de escucharla digitalmente. En Antidisturbia el estribillo se compone de nueve versos y es incluso mayor que las estrofas de la canción y en Una guillotina en la Plaza Nueva el estribillo, aunque más corto y acorde a los cánones, en realidad está incluido en las estrofas de manera que prácticamente forma parte de ellas. Una guillotina en la Plaza Nueva es una canción que Martín tenía ya compuesta y es la única de todas las que hay que no habíais escuchado antes, aunque todas las demás suenan de forma algo diferente a como lo hacen en los discos de Maleso, algunas porque tienen un coro nuevo, un pequeño añadido para ponerla al día y, aunque al oído no se note demasiado, todas están masterizadas de nuevo en los estudios Kadizfornia Mastering por Mario Alberni, del que muy pocos sabréis que fue músico durante algún tiempo en la primera formación de Tiernos Mancebos. Mario trabajaba en Sevilla, en los primeros estudios de José María Sagrista, en aquel mítico Sonotone de Camas, pionero en tantas cosas, y estuvo en la escuela con Benito Peinado, que era quien le prestaba los instrumentos; así que aunque Mario está en El Puerto de Santa María y tiene trabajos de sobra, no dudó ni un momento en tirarse de cabeza a esta piscina.
Se ha reunido un buen grupo de personas en torno a esta recopilación de la obra de Maleso, estos Fracasos que no me explico, que Paco tiene muy claro por qué ha sido. «Martín es un tipo espectacular, no tiene parangón». Y aunque Paco tiene previsto editar también una caja con todos los CDs de Maleso, el espíritu de este disco recopilatorio era de otra naturaleza. «Todo se fue complicando a raíz de que mi idea siempre fue la de sacar estos Fracasos en vinilo, porque para los que tenemos una cierta edad significa que así estaríamos haciendo una cosa que va a perdurar, que será para la posteridad, para siempre… los CDs son posavasos; entre tener un CD y acceso a la música digital no hay diferencia, pero entre tener un vinilo y la música digital hay una gran diferencia. Y para que este fuese un disco para siempre pensé que había que tratarlo como un objeto, si no de coleccionista, sí de arte. Y como mi grupo preferido de Sevilla es Las Buenas Noches y sus portadas están muy bien hechas por Miguel Brieva, busqué su contacto y en cuanto me dijo que sí le pagué la mitad del presupuesto y ya lo tuve cogido. La idea era hacer un disco doble con sus ilustraciones, pero queríamos meter también texto y no nos cabía; Martín tiene 34 letras y las poníamos muy pequeñas o no cabían, así que para que cupiesen bien las metimos en formatos A3 y pensamos en hacer un tríptico. Visto lo visto, y con mucho trabajo y un troquel bueno, que se pliega bien, no se deforma, con lomos que parecen libros de Tintín o Asterix, mucho colorido… ahora teníamos sitio para más porque los dibujos daban para tres caras y ahora teníamos seis, así que monté en mi estudio sonoro un estudio fotográfico y llamamos a Macano para hacer fotos sin saber cómo iban a quedar y son muy buenas, espectaculares, y además me sirven para llevar la línea de Martín, no solo en fotos que ya irán apareciendo, sino en videos. Es decir, somos mucha gente pensando historias guapas y haciendo un producto que desde que se pensó hasta que se ha hecho realidad han pasado casi siete meses y se está concretando en cosas muy bonitas».
Antes os he dicho que la única opción que tenéis por ahora de escuchar digitalmente algunas de las canciones de este Fracasos que no me explico es en este artículo que estáis teniendo la paciencia de leer, porque el disco solamente está disponible en este majestuoso formato de vinilos y carpeta del que estamos hablando. Le pregunto a Paco por qué se ha limitado a editarlo así. «Básicamente porque a mí no me gusta el CD. No he querido hacerlo en CD para la venta. Habrá CD, pero solo cuando tenga la obligación. Y para la distribución tengo las mismas ideas raras: no quiero Spotify, Amazon, Apple Music, ninguna plataforma de las habituales, no me gustan. Cuando empezó Spotify me pareció muy bien, porque servía para poner la música en conocimiento de mucha gente, pero tras un tiempo se puede reflexionar que ahí solo ganan los dueños de las plataformas y los pequeños grupos no ganan nada, así que voy a tratar de que mis productos sean físicos y las escuchas digitales sean a través de mi propia tienda, que estoy montando; una cosa muy dura y difícil que seguramente fracasará, pero no me preocupa. Las ventajas de estar en una plataforma digital no son muchas si no eres un grupo fuerte; no están pensadas para los pequeños grupos sino para cosas muy masivas y debes ser muy bueno para vender en Amazon con sus condiciones leoninas, por eso ocurre lo que con Uber en los USA, que se ha llevado todo el mercado y ahora hace lo que le da la gana, a la gente que conduce les paga menos, los viajes son más caros y no quiero ayudar a eso, quiero conocer a la gente que le vendo uno a uno; de momento lo estoy haciendo así y quiero seguir manteniéndolo. No es nada ambicioso, pero no hace falta, porque si logras hacer unas series de tiradas de unos 500 ejemplares y se venden, tenemos suficiente para seguir adelante. Ten en cuenta que las discográficas andaluzas han pasado de prensar unas 2.000 unidades a estar prensando 300 de media o de máximo; si consigo montar algo que pueda tener una media de 500 clientes, eso es abarcable sin necesidad de esas macroestructuras. Hay que ayudarse de las RRSS a pesar de lo pesado que es estar todo el día en ellas, pero para el mercado local es interesante. Esas mismas redes son un trabajo en sí mismo; se necesitan muchas horas. Mi objetivo es sacar unos productos físicos interesantes y diferentes entre sí y tener un mercado que yo pueda abarcar, el resto será trabajo, llegar a la gente con más trabajo, con medios como este vuestro; pero la gente con la que yo trabaje no necesitará fardar de estar en Spotify, ni tendrán la obligación de estar allí, ni les va a costar el dinero estar allí, porque la mayoría de ellos no recibirían dinero apenas por las escuchas, pero lo que es pagar sí que tendrían que seguir haciéndolo, a través de los intermediarios y todo eso. Si mañana tenemos suerte y algo despunta, pues no tendré problema en que estén allí, porque ya me será beneficioso; pero estar por estar, no. El resto de la distribución, uno a uno, tienda a tienda, hablar entre unos y otros, pero no todo a la vez; estarán en algunas tiendas, librerías, y mi página, mi teléfono… Parece que hay que hacerlo todo global porque el mundo es muy grande, pero nuestro alcance es limitado, lo nuestro es glocal. De lo global a lo local sí es posible; soy ambicioso porque quiero hacer cosas bonitas y cosas caras; porque este producto de Maleso es muy caro, aunque lo estoy vendiendo muy barato; mi idea es que no le tenga yo que dar las gracias a quien lo compra sino que ellos me tengan que dar las gracias a mí porque he hecho un trabajo interesante y que el que lo tenga diga que le gusta y que tiene algo satisfactorio. Con Martin esta forma de hacer una cosa bien envuelta tiene que hacer que la gente estime más el contenido, porque no olvidemos que lo importante es el contenido, aunque aquí entre contenido y continente he unido grandes talentos: grafista, fotógrafo, técnicos, músicos… y todo el mundo gana».
Sobre todo ganamos los que ya tenemos en nuestras estanterías, o incluso en un lugar más visible donde se pueda disfrutar mejor, esta obra de Maleso, que todos podéis conseguir por 25 euros a través de alguno de los canales de distribución del sello Felices Años 20, ya sea en su página web, a través de su página de Facebook o escribiendo un email a la dirección de Paco@fa20.es. Con la compra del disco se incluirá un enlace para la descarga digital de todas las canciones.