Cuando hace varias semanas os presenté en esta misma página el disco Demonomancia, lleno de demos de Sebastián Orellana, él mismo nos decía que este era el plato de aceitunas y el vermut previo al plato principal, que iba a ser otro disco diferente cuya salida tuvo que aplazar debido a la pandemia y que era el que marcaría el inicio de su carrera como solista. Ese disco ha salido hace ya unos días y se llama Dios Perro. Lo componen doce canciones compuestas por él que pasan por una infinidad de estilos que van desde el folclore latinoamericano que Sebastián mamó en su niñez chilena hasta el rock and roll, pasando por el mambo, el bolero, el blues de raíz, las baladas orquestadas al estilo de los años 60, el jazz de cantina, el vodevil, el vals e incluso las marchas de la Semana Santa sevillana, sorprendiéndonos, ya desde el inicio de un disco inmerso en la idolatría desde su título, con una recreación de Jesús de las Penas, una de las marchas fúnebres más solemnes de las que acompañan a los pasos de nuestra ciudad, que el maestro Pantión dedicó en los años 40 al Nazareno de la Hermandad de las Penas de San Vicente.
Tiene que ser, pues, la pregunta obligada en el inicio de mi charla con Sebastián, ¿de dónde surge su interés por nuestra fiesta mayor? si dicho interés es religioso, folclórico, estético… y si tiene alguna vinculación especial con esta cofradía de San Vicente. «No me interesa la Semana Santa en el sentido religioso pero sí me quedé muy impresionado con la música que acompaña los pasos, es de una brutalidad gigantesca; me transportaba a la música del gran Morricone y eso me enganchó. Escogí hacer una versión de Jesús de las Penas porque Pilar Angulo, de All la Glory, me la mostró hace un par de años en su coche a todo volumen y fue realmente impresionante, los arreglos que tiene son hermosos». También lo son los que Sebastián ha incorporado a su versión, respetando las dos partes originales de la marcha, la sobria del inicio y la dulce del final, interpretándolas con saxo, clarinetes, violines, cellos, campanas tubulares, hasta hacer de ella la maravilla que nos describe: «En un principio mi idea era transformarla en bolero, de hecho empieza así, pero cuando entra el estribillo el productor del álbum, Martín Benavides, sugirió meterle una batería más común para generar más impacto entre las partes A y B. La verdad es que fue una muy buena idea para nosotros, ya que se escuchaba como si fuera parte del soundtrack de El clan de los sicilianos, la película de Henri Verneuil».
Dios Perro apareció el día 15 de este mes a través de la Sociedad Fonográfica Subterránea de Granada. Se grabó el año pasado en los estudios del Berklee College of Music de Valencia, con la producción musical de Martín Benavides, multinstrumentista de gran prestigio en Chile, a través de proyectos como Salvaje Nostalgia o Sour Times, al que hemos visto aquí en Sevilla también como tercer componente de La BIG Rabia, y de Marcelo Wilson, estrecho colaborador de Alex Anwandter, una de las mayores figuras musicales de Chile. El diseño de la portada es de Ezequiel Barranco, partiendo de fotos de Miguel Retamero.
Ojeando los créditos, se observa una enorme cantidad de colaboradores en este Dios Perro, a pesar del minimalismo que normalmente hemos apreciado en los anteriores trabajos de Sebastián Orellana. Le preguntamos si tal despliegue estaba planeado o ha ido incorporando a músicos que aparecían por el estudio. «El disco fue grabado en la Universidad de Berklee porque uno de los productores, Marcelo Wilson, se fue a estudiar producción musical ahí en la sede de Valencia. Me escribió y me dijo: Aprovechando que tengo que hacer un proyecto para mi titulación hagamos tu disco en los estudios de la sede; tú te quedas con un álbum bajo el brazo y yo con mi proyecto. Y así fue como lo hicimos. Al ser grabado en la universidad, Marcelo contó con varios de sus amigos de ahí, ya que todos eran músicos increíbles; algunos habían grabado con Bruce Springsteen, Sting e incluso con Amy Winehouse, por lo que de una u otra manera lo de las colaboraciones fueron más o menos planeadas, ya que a esas alturas sabíamos qué arreglos necesitaba cada canción».
Los arreglos son una parte esencial de la construcción de estas canciones de Dios Perro; los hay también minimalistas, claro, como los de Viendo las nubes pasar, con apenas unos toques de guitarra de Sebastián y un discreto vibráfono de Benavides; o los de Salvador, una pieza instrumental como la otra, en la que los toques de guitarra acústica resaltan unos acordes de xilófono, a los que se unen un violín y una trompeta para darle más color al cierre de un disco que parece visualizarse mejor en blanco y negro; sin embargo el colorido se dispara cuando los acordes son muy floridos, como ocurre en la marcha del principio o en Luna despierta, con inicios de cuerda que nos hacen esperar que tras ellos apareciese la voz de Bing Crosby cantando Stardust, para aparecer, sin embargo, la guitarra y la voz de Sebastián, a la que luego se une la de Soledad Vélez para dar forma entre los dos a una hermosa elegía, que remata Benavides con su farfisa dominando el suave manto de sonido de los violines y cellos.
Le pido a Sebastián que me hable de esta colaboración de Soledad Vélez. «A Soledad la conocí acá en España, aunque es oriunda de mi tierra, Concepción, en Chile, y con muchos amigos en común, pero nunca coincidí con ella hasta que una vez vino a presentar su disco Nuevas épocas a Sevilla; fui a verla y nos conocimos. Fue como si la hubiera conocido de toda la vida. A raíz de eso fue mi invitación a que entrara a colaborar en el disco, justamente porque no tiene una voz convencional, es una voz áspera, grave y con un vibrato particular que me transportaba a las cantantes de los años 60 en Chile, como Carmen Maureira o Cecilia la incomparable; ese timbre para una canción como Luna despierta le venía como anillo al dedo. También el vivir en la misma ciudad en la que estábamos haciendo el disco hizo que la colaboración fuera más fácil de realizarse».
Entre las canciones que más destacan en el disco está Cómo no quererte, un bolero en el que escuchamos la dulce voz de la cubana Zule Guerra repitiendo el título en los coros del final; la música se une con el cielo a través de las caricias silenciosas de unos versos que son quizás los únicos en todo el disco en los que apreciamos amor y esperanza, apartándose del tono de todas las demás letras, que tienden a la oscuridad y al pesimismo. «¿Cuándo has escuchado alguna canción mía que no tenga un poco de oscuridad y pesimismo? Creo que en parte fue por eso que inventé Palomita blanca, a raíz de este tipo de preguntas; si te fijas bien es como una declaración de principios: Llora mi canto en la lejanía, llora mi canto de la agonía, porque mi canto es dolor; y así es, mi creatividad sale en los momentos más difíciles y oscuros, no es porque yo quiera que sea así sino porque se me da de esa manera. Hay músicos y artistas que componen desde el corazón y otros desde lo superficial, yo me identifico más por lo primero».
Palomita blanca es un vals oscuro que se lanza como single de este Dios Perro y se presenta con el apoyo de un vídeo grabado en Gerena este verano pasado por el colectivo La Cura, con la dirección de Pilar Angulo, la fotografía de Alejandra Amere, la cámara de Carmen Hinojosa y la producción de Verónica Morales, que también ha llevado la dirección de los intérpretes, el propio Sebastián Orellana, Herminia Loh Moreno y las cinco cariátides vivientes que son África de la Cruz, Angeloide Curva, Irene Ventura-Lucena, Laura Morales y Lucia Bocanegra.
El vídeo es de una belleza onírica que seguramente tendrá un significado propio para cada persona que lo vea, aunque es posible que Sebastián o Pilar tuviesen en su cabeza un significado concreto a la hora de grabarlo: «El vídeo de Palomita blanca ha sido todo cosa de La Cura; claramente inspiradas sus escenas en la letra de la canción, pero ha sido todo idea de ellas, desde el principio hasta el final. Creo que así surgen las cosas más bonitas, cuando no las fuerzas; pienso que si yo hubiera participado más en el guión habría sido más de lo mismo, además es bonito ver la perspectiva de otras personas sobre un tema tan íntimo. Siento que lo lograron al 101 por ciento. Estoy muy orgulloso de ellas; ojalá sigan por mucho tiempo más haciendo cosas tan buenas, con tanto esfuerzo y corazón».
El nombre de Pilar Angulo aparece también en el disco porque pone su voz, audible apenas pero marcando el énfasis de otra de las canciones destacadas, Cuéntame una historia original, elegante y armoniosa, como también lo es la que le sigue, Prende la candela, elevada a místicas alturas por la guitarra de Sebastián. Y así continúa Dios Perro en toda su magnitud, un disco que deslumbra al silencio y que cuando terminas de escucharlo no puedes más que preguntarte que a dónde se ha ido el tiempo.
Desde la rabia, desde la lágrima, desde el corazón, desde el orgullo, Sebastián Orellana pone a prueba su mente cada día, ignorando la incertidumbre existente, logrando que su inspiración deje atrás las paredes que nos envuelven en estos tiempos que nos separan de la rutina aquella de la que tanto nos quejábamos y ahora soñamos con recuperar; soñamos con volver a la normalidad y fluir entre palabras escritas y luego cantadas. Sebastián debe hacer uso de su imaginación tanto para componer estas hermosas canciones como para suponer cómo nos las hará llegar en el futuro. «Mis planes de futuro son un poco inciertos ya que la vida está siendo más incierta que nunca, pero a corto plazo seguir con la promoción de Dios Perro ya que siento que es un disco que la gente tiene que escuchar. Ha sido un trabajo de más de un año y con un equipo de músicos increíbles por lo que estoy trabajando duramente en ello. También se viene el lanzamiento del vinilo de Radio Huachaca en noviembre y espero editar en un 7″ lo de Sonidero Caleuche, un nuevo proyecto que tengo con Lorenzo Soria, de Califato 3/4, Bazofia, Fiera… además tengo muchos boleros originales que pienso grabar pronto para hacer un segundo álbum en mi nueva faceta solista».
De todo ello hablaremos también aquí, donde os emplazo a todos cuando el próximo día 6 aparezca el disco que este mismo sello granadino lanzará de Radio Huachaca, el grupo que Sebastián Orellana forma junto a Marcos Padilla y Daniel Abad, a los que conoces ya respectivamente de O Sister! y de Los Espías que acompañaban a Fernando Mansilla.
