Aunque en nuestra ciudad somos muy dados a beatificar a tantas bandas pasadas y presentes, con la excepción de Triana, nunca hemos podido presumir de ir marcando el tiempo al resto del país en la escena musical. Sin desmerecer a ninguna banda de rock sevillana, nunca está de más recordar que nuestra escena musical no se compone solamente de estos grupos, y son precisamente los grandes olvidados de todos los que se mueven en ese entorno rockero, los que han puesto a Sevilla en el mapa musical español y los que de verdad han sido y son un referente musical más allá de nuestra región. Aquí surgieron unos músicos, que a pesar de ser olvidados y de que nunca nadie les cite entre sus veneraciones, haciendo discos cada vez mejores y dando conciertos cada vez más llenos de espectadores, se convirtieron en la generación más brillante de la historia de la música moderna de Sevilla en los últimos… ¿cuántos? ¿cuarenta años? ¿cincuenta años?. Y sin embargo, tal como Tote King ha dicho en una reciente entrevista: «Yo ya estaba dando conciertos por el mundo pero en Sevilla nadie me tomaba en serio, ni a mí, ni a la Mala Rodríguez, ni a SFDK». Ni a Shotta, ni al Puto Largo, ni a Juaninacka, ni a Legendario, ni a Dogma Crew, ni a El Límite, ni a Haze, ni al Nuñez, ni a tantos otros raperos sevillanos. Y muchos salieron de uno de sus barrios, siempre igual de olvidado que ellos mismos: Pino Montano.
Un barrio, además, con un gran número de familias en riesgo de exclusión social y de las más castigadas por los efectos de la pandemia; un barrio repleto de vecinos que actualmente se encuentran en una situación económica catastrófica debido a la pérdida de sus trabajos y sus negocios. Para ayudarles, las entidades que forman la plataforma Pino Montano Solidario pusieron en marcha un banco de alimentos al que están yendo a parar todos los fondos que se recaudan con la descarga digital de una canción y con los derechos generados por la visualización en Youtube del video que se ha hecho sobre ella. Esa canción se llama Del barrio para el barrio, es un rap, como no podía de ser de otra manera, grabado por SFDK, El Límte y Karvoh, que puedes descargar por el simbólico precio de 2 euros desde este enlace, y en el video lucen los rincones de Pino Montano de una forma espectacular.
«El vídeo ha sido grabado y realizado por J. A. Carretón (Legendario) bajo mi orientación y supervisión mientras paseábamos por el barrio, buscando los puntos de luz bonitos de algunos de los lugares que se citaban en la canción». Quien me cuenta esto es Zatu, el MC de SFDK, al que le pregunto también por los detalles técnicos de Del barrio para el barrio. «La canción se grabó estando aún en fase 1, creo recordar, por lo que grabamos cada cual independientemente para no juntarnos en el estudio. Halberto, Javi, componentes de El Límite, y Karvoh grabaron en High Land con DJ PLM como técnico y yo lo hice en La Factoría con Acción Sánchez en los controles. Este último también es el productor de la canción. Es quien hace la música y supervisa y dirige a los músicos que añaden arreglos a ella. Para finalizar decidimos enviárselo a Sendy, quien se encarga de mezclar y ecualizar en su estudio Doble o nada todo lo que hemos grabado los demás anteriormente. Sendy es el artífice del sonido en la mayoría de los últimos lanzamientos de SFDK. Estas mezclas también las supervisa Acción Sánchez».
A lo que Zatu nos dice solamente me queda añadir que la letra de la canción está compuesta entre todos los que rapean sus rimas y que la guitarra que suena la toca Carlos Erbez. El diseño gráfico de la portada para ella ha sido obra de Adolfo Guerrero, montado sobre fotografías de Antonio Velázquez y Ángel Bernabeu.
No me cabe la menor duda de que todos los involucrados en esta acción solidaria tienen algún vínculo con el barrio e incluso con la asociación Pino Montano Solidario, por lo que le pregunto a Zatu como tomó forma el proyecto y de quién partió. «Halberto tiene relación directa con algunos integrantes de los miembros de la asociación. El Límite, su grupo, incluso actuó allí alguna vez y fuimos todos los demás raperos a respaldarles y colaborar. Nació de ellos. Después nos contactaron a nosotros para darle más empuje al proyecto y porque siempre hemos abanderado el nombre de este barrio».
Pino Montano, un nombre que llevan por bandera los raperos nacidos y criados en él. Me pregunto si todavía siguen viviendo allí la mayoría de ellos y están integrados en la vida habitual del barrio. Zatu me saca de dudas. «Ahora mismo sólo Karvoh queda viviendo allí. Halberto y Javi salieron hace poco arrastrados por las necesidades de la vida adulta y yo hace bastante que lo dejé. Pero siempre me sentiré de ahí. Mi madre sigue viviendo allí y es donde me gusta llevar a mi hija, por lo tanto me preocupa el estado del barrio donde hace vida mi gente. Mi relación directa con él ahora mismo son mis antiguos amigos y mi madre, quien me hace de cronista y me relata el estado del mismo. Los barrios te dan una determinada manera de sentir. Un vínculo vecinal. Una unidad. Hasta una determinada manera de bromear. Yo crecí en esas calles en los años 80 cuando Pino Montano estaba apartado, a las afueras, y devorado por la heroína. He visto a mis vecinos formar patrullas para proteger el barrio, de nuestro propio mal y del ajeno que venía a visitarnos. Existía una justicia vecinal ya que nadie más parecía preocuparse por nosotros. Toda la zona en que sus calles tienen nombres de mares, antiguamente era conocida como la patá porque, ante una jugadita de la constructora, decidieron tumbar las puertas y ocupar sus propias casas ya que parecía que nunca iban a darles las llaves».
Un barrio marcado a fuego en las primeras vivencias de un compositor, de un creador, tiene que ser, forzosamente, un referente a la hora de construir sus versos. Zatu y Pino Montano se han dado mucho recíprocamente, ¿queda alguna deuda pendiente entre ellos? «Siempre hablé de mi barrio en mis canciones porque eso me hacía sentir parte de un sitio. Incluso tener ciertos valores. Y porque en él crecí y descubrí la vida y eso es de lo que he hablado siempre en mis canciones. Nunca lo hice porque sintiera que le debiera algo al barrio. Me nació, simplemente. Menos intencionado fue aun cuando nuestra música se hizo conocida y se viralizó, y al estar siempre mencionado en ella el sitio donde crecí, se convirtiera casi en lugar de culto cuando algún oyente viaja a nuestra ciudad. Hace bastantes años que mediante redes me llegan fotos de gente que viene a ver el barrio y se inmortaliza frente a algún comercio donde luzca su nombre: Farmacia Pino Montano, Mercado Pino Montano… por norma general allí me siento querido aún por la gente que no oye mi música pero saben que su vecino está por ahí haciendo cosas».
Rezando por la gente del barrio… cantándoles un puto rosario a las calles que nos vieron crecer… la letra de la canción refleja la dualidad habitual del músico sevillano entre el desdén por la religión y el cariño por las tradiciones, en el caso de este barrio a flor de piel cada viernes de dolores. Drogadicto pero ilustrado, raíz familiar y ganas de volar a pastos más verdes; contradicciones. «Sí, por lo general existe mucha dualidad en nosotros con esto que comentas. Pero creo que si lo extrapolas al sevillano es exactamente igual. E incluso al mundo entero me atrevería a decir. Hacemos las cosas porque sí, porque así lo hacían mis padres y así se ha hecho siempre aquí. Sin acostarte ni una sola noche y pensar en ello aunque sea diez minutos antes de dormir. Personalmente siempre lo he llevado muy mal. Por no vestirme como se exigía, ni afeitarme ni pelarme siguiendo un mismo patrón; ni siquiera asistí a bodas, bautizos ni comuniones familiares. Por ahorrar prejuicios. Era el primer rarito en la familia. Desde que tengo 18 o 19 años siento tremenda antipatía por los días marcados. Hasta por mi cumpleaños o la entrada de un año nuevo. Todo lo que me obligue a hacer algo en un determinado momento porque sí me crea rechazo. Puede que ese jodido día haya dormido poco, no esté de humor o prefiera estar en el estudio escribiendo una canción. Igualmente, un miércoles cualquiera te puedo regalar un libro o unas flores porque las encontré hermosas y me acordé de ti».
Zatu, nos reafirma, con esto que dice, una diferencia real en nuestra ciudad, y quiero ahondar en ella. ¿Qué partes de Pino Montano son las apolíneas y cuáles las dionisíacas? «En los barrios en general suele haber belleza y poesía por todos lados. Sólo hay que saber mirarla. Para mí, que siempre viví frente al Mercado y me dediqué a la vida contemplativa, ha sido una gran fuente de inspiración. Allí vive mucha gente apiñada en bloques colmenas, muchas vidas, infinidad de historias y personajes que se entrelazan en muchas ocasiones. Hasta en lo decadente puedo encontrar hermosura. Y puedes toparte con la inspiración pasando varias horas en un banco o en la ventana, observando. También tenemos nuestras festividades como el viernes de Dolores, la Velá… donde todas las historias individuales coinciden en el mismo espacio y parecen obedecer unas directrices semejantes. Ahí siempre estuve más incómodo y me mantuve más distante. Estas fiestas, conforme pasa el tiempo, se convierten en días marcados para el barrio más allá del motivo religioso o político que tengan. Es un día de salir y encontrarte con todas las personas de la vecindad y tomarte algo con las amistades. Incluso el 24 de diciembre hay una zona de bares a la entrada este del barrio, donde suele ir todo el mundo a mediodía a reencontrarse con gente que hace tiempo que no ve. Y a pasear la cara. Pero, no todo es belleza, en ningún sitio, evidentemente. Ahora también tenemos colas de personas para recoger alimentos en la asociación de vecinos, o siempre hubo, cada cierto tiempo, una pandillita juvenil que se inicia en la delincuencia y atemoriza al barrio una temporada, o gente que comete actos dañinos contra otra gente. De eso no estamos exentos».
El confinamiento va pasando; el final de la desescalada va generando proyectos nuevos, también otros truncados por el estado de alarma que quizás pueden retomarse ahora. Pasado, presente y futuro en apenas tres meses… «El confinamiento lo pasé peor por el dolor que me causa el mal ajeno que por el propio. Tengo la suerte de tener un patio donde veo el cielo, libros, discos y películas. E internet. Sobre todo leí y escribí para sentir que no perdía el tiempo. Lo terminé con cinco canciones escritas y quince libros leídos. Este año veo muy difícil que podamos trabajar en actuaciones en directo y teníamos muchas cerradas que se intentarán realizar el año próximo. Pretendíamos apartarnos de los escenarios en 2021 para componer pero el confinamiento prendió la llama y nos hemos visto obligados a cambiar los planes. Ya estamos haciendo canciones con la idea de reunirlas en un disco. Y 2020 será nuestro año de descanso».
Pino Montano, donde el 13 se pasea por más bares que paradas. En ellos nos veremos para celebrar la vida; que sigue aunque para muchos se esté apagando la llama de la esperanza. Zatu y sus colegas, Acción Sánchez, Javier el Noble, Halberto El Cheff y Karvoh pretenden ayudar a mantenerla encendida. Porque son gente del barrio para el barrio.
