Sofar Sounds Sevilla (Pinball Wizard / La BIG Rabia / One Pac & Fellows). Cervecería Río Azul. 7 de abril de 2019
Ayer domingo tuvo lugar en la Cervecería Río Azul del polígono Hytasa una nueva edición del Sofar Sounds Sevilla. Algo accidentada, porque un fallo eléctrico, posiblemente achacable a la lluvia y a la escasa fuerza resolutiva de Endesa, hizo que no llegase alguna fase a la instalación del local y se produjeron, además de algunos apagones iniciales, una evidente pérdida de potencia en los sistemas de amplificación del concierto, que hizo que este se retrasase un buen rato y que luego se desarrollase con algunos problemas de sonido. Pero nada que no pudiese superar la organización y la buena disposición del público, por lo que todos pudimos disfrutar de un rato muy agradable con las bandas que intervinieron, de las que, siguiendo el protocolo de funcionamiento de estos eventos, no supimos los nombres hasta que llegamos allí: Pinball Wizard, La BIG Rabia y One Pac & Fellows.
Comenzaron Pinball Wizard, en formato acústico como trío, con Memphis Jiménez y su vistoso pelo azul, sólo superado en exuberancia por su gran voz, en medio del escenario, flanqueada a su izquierda por Joey Deadcat y a su derecha por David Gatica, cada uno de ellos armado de una guitarra acústica que Joey usó también en modo slide de forma magistral. Iniciaron el set con Come with me, la canción también inicial de su disco. Es esta una banda a la que se aprecia en todo su jugo cuando se presenta en un escenario mayor, desplegando sus excesos eléctricos y los riffs de guitar-hero de Joey, sin embargo ayer no perdieron ni un ápice de la magia y precisión que caracteriza sus canciones, de una sencillez melódica que las hace muy atractivas. Si a eso unimos que después, la interpretación de Good girl gone mad la terminaron con un guiño a Knocking on heaven’s door que todo el público coreó con ellos, ya nadie echó en falta la energía de un concierto eléctrico total. Aprovecharon la ocasión para presentar en primicia la canción The new generation, que será el single de adelanto (con video incluido) del nuevo disco que están grabando actualmente y para mostrarnos algunos de sus referentes con una versión llena de matices vocales de One horse town, la canción de los Blackberry Smoke que se incluyó en la banda sonora de Smoke.
Fue la de ayer una tarde-noche de presentaciones porque La BIG Rabia se estrenaron en concierto como trío con su nuevo componente, Martín Benavides, multinstrumentista chileno que está produciendo en el Berklee College of Music de Valencia el disco que está grabando en solitario Sebastián Orellana, el guitarrista de la banda. Hasta que llegue el momento de regresar a Chile, Martín va a aportar a La BIG Rabia una serie de instrumentos percusivos y electrónicos que arroparán la minimalista música que el grupo desarrollaba en sus conciertos con sólo Sebas e Iván Molina. En el de ayer alternaron algunas canciones de su último disco, Boda negra, con otras anteriores, de aires más rockeros que las de los boleros de esta obra reciente, sorprendiéndonos en uno de ellos, Mi compromiso, al encadenarlo al Esta cobardía de Chiquetete, que resulta ser uno de los cantantes de referencia de Sebastián.
No se perdió el lirismo y la sensibilidad de sus interpretaciones a pesar de que Sebastián nunca llegó a estar cómodo, y así lo manifestó continuamente, con el sonido del amplificador de su guitarra (dijo que hacía que el sonido pareciese el de Jimmy Page, que no le gusta nada) debido a esa falta de potencia por los problemas eléctricos que os conté al principio, algo que dio lugar a los dos momentos más celebrados y cómicos de la noche cuando su micrófono tuvo algunos fallos. En un momento determinado de su actuación su voz comenzó a llegarnos muy entrecortada, lo que hizo que Sebastián abandonase el micro para adelantarse unos pasos hacia el público y cantar sin amplificación de ninguna clase, lo que hizo que la gente le escuchase en un arrobado silencio que estalló posteriormente en una tormenta de aplausos grandiosa. Luego, de vuelta al micrófono, este se pegó un estruendoso peo, lo que hizo que Sebas, en mitad de la canción, aclarase que él no había sido, entre las sonrisas del respetable.
Gana mucho la música de La BIG Rabia con las aportaciones de Benavides, que comenzó usando un theremin de forma muy dulce, para ir pasando por un rack de efectos, utilizado de forma comedida y sutil, algunos instrumentos de percusión andinos y un bajo que rellenaba muchos tonos a los que la guitarra de Sebas no puede llegar. Un acierto, que esperamos que dure mucho tiempo; de momento lo vamos a ver dos veces más muy pronto, la primera de ellas el miércoles santo, en el concierto que La BIG Rabia dará junto a otras tres bandas en la Sala La Calle, y posteriormente cuando abran para The Legendary Tigerman en la Sala X el 13 de mayo.
La sorpresa de la noche corrió a cargo de One Pac & Fellows, una banda que une la música tradicional del Senegal, de donde proviene Birane Amar Wane (conocido como One Pac), con el soul, el funk y el rock que le brinda una fantástica banda de músicos sevillanos (esos fellows) capitaneada por el batería José Gómez, quien se asoció a Birane tras una jam sesión trianera hace tres años; de la que forman parte también el guitarrista Jorge Corbacho, el bajista Fernando Jiménez y el teclista Luis David García, al que conocíamos ya de su propia banda, Mendigo.
El soberbio concierto que hicieron comenzó de forma reivindicativa, con una canción llamada Gadaay, que Birane nos explicó que significa éxodo, y trata de contextualizar el hecho de la inmigración africana, que tenemos ya tan estereotipado que nos olvidamos de la trayectoria vital de las personas que quieren llegar a nuestro mundo, muchos de ellos dejando la vida en el mar. Y el ánimo fue subiendo paulatinamente hasta que con Saturday night, la última de las canciones, ya todo el público estaba de pie, bailando y totalmente entregado al ritmo de la música africana, que pasada por este tamiz occidental, casaba perfectamente con el más auténtico funk y hacía imposible que te resistieses a no quedarte quieto.
Un rato antes, con otras piezas como Crazy world o Ngeum Ngeun (que significa determinación) tuvimos perfectas muestras de cómo Birane se desenvolvía entre el hip-hop, el funk, el soul, sin perder sus raíces africanas, con un bajo de Fernando, que transmutado en una especie de Paul Jackson, el de los Headhunters de Herbie Hancock, se convertía en el motor rítmico que propulsaba a la banda y sostenía el ritmo de todas las piezas aún por encima de la efectiva (que no efectista) batería de José; y el teclado de Luis, que recogía el testigo del bajo en este sostén del ritmo con un colchón armónico y unos efectos tan floridos y tan coloristas y vitales como la voz y los bailes de Birane.
En la diversidad se encuentra la riqueza, y ayer el Sofar Sounds sevillano fue absolutamente enriquecedor a la hora de dar a conocer a la gente propuestas de estilos muy diferentes, pero todas ellas dignas de un seguimiento posterior que haga que crezca la afición por los conciertos y por toda clase de ofrecimientos musicales que vayan surgiendo en nuestra ciudad. Ya estamos deseando que llegue el Sofar de mayo, del que podemos adelantarte que se celebrará el día 19 en algún lugar del entorno de la Alameda que, siguiendo la costumbre establecida, no se desvelará hasta el día antes. Pero ya puedes ir apuntándote si te interesa asistir a él en la página de Sofar Sounds Sevilla y cruzar los dedos para estar entre los elegidos.