- Splvtterhouse lanza el videoclip de Ojos de búho, una de las canciones que forman parte de su disco Nightmares
Cuando hablamos en esta web disonante sobre Nightmares, el disco que Splvtterhouse acababan de editar, lo definíamos como un crossover entre el rap y el rock al que se les había unido la electrónica para formar un trío vicioso e imprudente, capaz de lanzar veneno, como las serpientes. Cada una de las canciones que contiene produce un impacto electrizante y profundo, pero se da la circunstancia, además, de que todavía se puede acentuar su impresión sumándole a la canción las imágenes que inspiran. Esto ocurre en el nuevo videoclip que esta crew lanza ahora, el de la canción Ojos de búho, con el que se cumple aquello que Trent Reznor dijo una vez refiriéndose a una de las canciones de Nine Inch Nails: “Ha ocurrido algo muy raro; donde mejor me suena la canción es viéndola en el video. Y eso que la canción es mía”. Este video de Ojos de búho tiene también una particularidad, que es el primero de Splvtterhouse en el que no se ve sangre.
El video ha sido producido por Vault410 y es el primero que Lolo Ojeda ha dirigido, grabado y montado en su totalidad. Se ha grabado en Utrera y en él se ve a toda la banda: Groback y DJ Zeth en las mesas con los platos y sets electrónicos, detrás; ALX y 2Tan C’mon, los vocalistas, delante y entre ellos Abel The System al bajo y Alberto Etopic a la guitarra.
Lo de mostrar imágenes de todos ellos en acción, permitiéndonos contemplar literalmente su proceso creativo, tiene una explicación que me da Groback: «Hemos querido enseñar a la banda para que se vea que no solamente hacemos cosas de terror y que también nos gustan estos temas. Es un poco homenaje a nuestro proyecto anterior de My vision, en el que los videos eran más orgánicos y los hacíamos con toda la banda. Este video va en esa línea, aunque Ojos de búho es una canción original nuestra, no es un cover de alguna canción conocida, como aquellas. Hemos querido recordar ahora lo bien que lo pasábamos haciendo los videos de entonces».
Splvtterhouse es una banda, y más extensamente una crew, que disfruta con lo que hace. Y precisamente ese es el tema de esta canción, en la que está presente el búho, el animal arquetípico del egoísmo, de aspecto siempre agrio y esquivo. Y sus ojos, a los que la banda quiere evitar y así lo grita en la canción, son una metáfora del escrutinio envidioso y cetrino a que se siente sometida. Groback se extiende sobre ello. «En la letra decimos que estamos preparados para todo lo que venga, nos hemos armado para eso; nos hemos currado lo que somos y lo trabajamos y nos lo tomamos en serio. Hacemos música a nuestro gusto y disfrutamos de ella. Pero la gente a veces no está preparada, o no es el momento, o los intereses económicos no son los que deberían ser y no acepta lo que hacemos; el público no acepta algo si no está más que trillado en los medios comerciales. Y los ojos de búho son los que tienen esas miradas que no queremos; nosotros queremos que nos miren como lo que somos: músicos. Y que lo que nos gusta es hacer una música diferente a la comercial». Se une a la conversación ALX también. «Echar a los ojos de búho es espantar el miedo que te quita la voz, vencer el miedo que te impide hacer algo». «Tiene que dejar de mirarnos el pajarraco triste, como llamamos al búho en nuestro entorno», apostilla Groback; «y mirarnos la gente que de verdad aprecie la música».
¿Y esa gente que aprecia su música es mucha…? «Cada vez son más», me dice Groback. «Y estamos muy agradecidos por ello, porque lo estamos consiguiendo sin una productora fuerte detrás inyectando dinero, que es como muchas veces se mueve la música. Tenemos mucho contacto con la gente a través de las redes sociales; generan mucho feedback comentándonos cosas, hablando con nosotros, lo que nos hace aprender también, porque nos movemos a través de la técnica de ensayo y error. Al final la gente aprecia eso y ve que el nuestro es un movimiento con mucho contenido en su interior. Hasta ahora solo hemos podido dar un concierto y nos gustó la respuesta que tuvo».
Nunca está del todo en la mano del artista esa aceptación de la que Groback nos habla y seguramente este será también el caso de Splvtterhouse, que sufrirá estallidos de rabia y de ansiedad que engendrarán el nihilismo y el ruido patente en sus canciones. «No tenemos la respuesta, ya nos gustaría, a por qué no se suma más gente al movimiento. No hacemos música para conseguir seguidores ni adeptos, sino para disfrutar de ella, pero poco a poco vemos los resultados del trabajo que hacemos y eso nos contenta. Aunque es verdad que te asalta la rabia cuando ves las cosas sin sentido que triunfan entre el público; a veces parece que vivimos en un mundo en el que tenemos la cabeza hueca y solo es bueno aquello con lo que los medios de comunicación nos bombardean. Y eso es increíblemente malo para la música y los artistas que de verdad hacen la música que les nace y les sale. Cada uno tiene su estilo, su forma de hacer las cosas; nosotros investigamos constantemente, escuchamos a otros artistas, creamos constantemente sonidos nuevos para la guitarra, el bajo, los sintetizadores, para llegar al punto que nos gusta. Y también nos da rabia cuando no llegamos a donde queríamos llegar, cuando las bases no tienen la contundencia necesaria. Pero creemos firmemente en lo que hacemos y esa rabia se refleja en nuestra música».
«Anteriormente, en nuestros proyectos individuales», se suma ALX a estas consideraciones de Groback, «la gente no tenía la misma reacción que tiene ahora cuando les enseñamos nuestra música. Cuando se la mostramos ahora, sean de cualquier edad, de cualquier tribu urbana, de cualquier género, a la gente les suele molar de verdad y muestran interés por ella, algo que nunca nos había pasado antes, al menos a mí. Eso nos hace comprender que vamos por buen camino, pero no sabemos realmente qué tenemos que hacer para que ese camino nos lleve más lejos, qué hacer para llegar a más gente».
El camino se irá formando al andar, como ya señaló el poeta. Y Splvtterhouse marchará por él impulsado por su nueva energía, la que le lleva a abrazar texturas desconocidas o abandonadas hace tiempo, para construir oscuras joyas; piezas de efecto hipnótico y disonante con una latente tendencia a la subversión. Bienvenida sea esta, porque si de algo andamos faltos es de revoluciones.
