- Splvtterhouse lanza su disco Nightmares presentándolo en la sala Fanatic con el primer concierto de la banda desde que se formó
Durante mucho tiempo la unión del hip hop y el rock fue poco más que una novedad. Antes de que Steven Tyler, literal y figurativamente, derribara las paredes entre el hard rock y el hip hop en el icónico video de Walk this way, en la colaboración de Aerosmith con Run DMC en 1986, el trío de Queens había ya fusionado riffs y rimas en su single Rock box de 1984, mientras que Rick Rubin, el cofundador de Def Jam, había robado el riff del Back in black a AC/DC para el single Rock hard de Beastie Boys y le agregó seis cuerdas al Rock the bells de LL Cool J. Fueron felices ideas de crossover, pero no parecían presagios de una revolución musical. Hasta que empezamos a darnos cuenta en la década de los 90 de que el matrimonio de las dos formas podría ser algo más impactante, más incendiario. Y una banda como Splvtterhouse, cuyas raíces están fuertemente ancladas en esas décadas, lleva ese matrimonio al paroxismo, convirtiéndolo en un trío perverso al unírsele también la electrónica.
Cuando hace unos seis meses pasó esta crew por nuestra web disonante nos dijeron que estaban preparando un disco que iba a llevar el nombre de Nightmares, del que estaban ultimando detalles audiovisuales y editando portadas porque querían que fuese su primer disco físico. A contracorriente de los demás grupos, más orientados a la edición digital, Splvtterhouse quería sacar un CD, aunque quedase ya como algo fetichista. Y el momento ha llegado; desde el pasado día 1 el disco está disponible en las plataformas de escucha habituales y el CD en formato físico se podrá adquirir desde el próximo sábado, día 23, que será cuando lo presenten con un concierto en la sala Fanatic.
Nightmares contiene trece canciones, cada una de ellas con un poderoso impacto; una mezcla musical verdaderamente electrizante; una combinación corrosiva de estilos, formando un todo que suena liberador, eléctrico, vivo… me pongo al habla con Groback, uno de los componentes de Splvtterhouse, para que me cuente detalles de primera mano del disco. «Hemos estado grabándolo durante seis meses en Deyabu Audiovisual, unos estudios que también pertenecen a nuestra crew, y hemos querido hacer un disco que reflejase fielmente quienes somos. Va desde el hip hop electrónico al metal, pasando por el break beat o el drum ‘n’ bass. Hay temas de mucho baile y mucho subidón, otros algo más tranquilos; hay canciones que te hacen pensar, como la de Caníbal, que es una canción de amor, pero de amor del caníbal hacia su práctica. Luego hay canciones espectaculares como Un día de furia o Voy a hacer que grites; hemos jugado con muchos sonidos para hacer el disco, que refleja a la perfección lo que es Splvtterhouse».
Los títulos de las canciones del disco son muy sugerentes. Groback ya nos ha apuntado algunos, pero hay otros también como Sé que vendrán o Miedos, canción en la que participa Roy Mercurio, de Dremen, la única colaboración del disco. Otras canciones tienen títulos inquietantes: Killer song, The exorcist, Bloodsuckers o la que da título a la obra, Nightmares, de la que se ha rodado un videoclip que abren unas niñas fantasmagóricas entonando una adaptación de la canción de Pesadilla en Elm Street. «El videoclip se grabó entre el estudio de Libre Corp y un parque de La Rinconada, con las niñas actrices que interpretan a las niñas fantasmagóricas, y en él salen las caras de todos los que pertenecemos a la crew». Me cuenta Groback, por lo que le pido que me hable también de todos ellos. «En la formación somos nueve personas; yo soy el beat maker y uno de los productores, junto a DJ Zeth, que es el otro productor; hay dos vocalistas: ALX y 2Tan C’mon; al bajo está Abel The System, el guitarrista es Alberto Etopic y las productoras de video son Vault410, con Lolo Ojeda a la cabeza y también Alejandro González y Libre Corp, con Noé Moreno al frente».
Tanto en el disco como en su recreación en concierto, Splvtterhouse es una banda cambiante, en la que lo mismo hay seis personas que cuatro según el tema tenga guitarra y bajo reales o no. Todo esto lo comprobaremos el próximo sábado en un directo diferente, con gente constantemente subiendo y bajando del escenario. «Va a ser el primer concierto que demos juntos», me cuenta Groback. «Será así porque nos unimos como banda el año pasado, que no se podían dar conciertos; tampoco quisimos darlos con restricciones por el hecho de que lo nuestro no es una música ni un show para ver sentados; es un espectáculo audiovisual muy llamativo en el que llevamos trabajando dos meses para dar un concierto poco visto en nuestra ciudad, dentro de los parámetros que estamos hablando; no hablamos de grandes artistas con grandes montajes, sino de movernos al nivel de una banda que como quien dice acaba de arrancar, pero es un show muy completo, muy inclusivo, muy frenético, en el que prácticamente no hay momentos de silencio; con una iluminación espectacular, con performances. El directo está hecho para sorprender y para disfrutar».
Nada de lo que pueda decir hará justicia a este disco y a su increíble cantidad de energía y pasión. En él las narraciones son sombrías, los ritmos son oscuros y las canciones son ardientes; incluso las más lentas, como esa Canibal, a la que antes se refería Groback como una canción de amor, de ritmo casi hipnótico. Cuando escuchamos otras mezclas de hip hop con rock o electrónica, lo habitual es que los músicos que interpretan uno u otro actúen de la manera más dura posible, intentando sobresalir, pero en este disco, Nightmares, los rockeros, los electrónicos y los raperos han trabajado para encontrar un término medio real; han encontrado un camino que está ahí fuera, brillando intensamente, esperando que los demás músicos interesados lo descubran también.