Siempre es motivo de celebración el nacimiento de un sello discográfico, por lo que nada mejor para inaugurar esta sección de crítica de discos que con el lanzamiento de un sello nuevo en nuestra ciudad: Discos Los Desheredados. En realidad han lanzado ya dos discos y tienen otros dos prácticamente preparados, pero como en esta página hablamos de bandas sevillanas y de esos cuatro de momento sólo uno de ellos cumple ese requisito, con ese es con el que emprendemos el camino. Con un disco cargado de rock infeccioso y cavernario, el de Sweethearts from America. Y lleno de sudor hasta en su título: The sweaty hearts.
Puro tratamiento de shock con la demencial presencia de Paco Campano directamente sacado de la banda sonora de alguna de sus filmaciones; es un placer malsano deleitarse con canciones vandálicas de serie B como estas, pobladas por imitadoras de Marilyn Monroe que te piden pasta antes de dejarse fotografiar, en The fall of the house of rising sun; por banqueros y accionistas que saltan por las ventanas debido a la Crisis que da nombre a otra de las canciones; por un Elvis zombie vuelto a la vida por el vudú y lanzando bocados a diestro y siniestro en Terminal Beach, canción que también retrata a un Buddy Holy que asola Las Vegas con su espada samurai… historietas de terror de cartón piedra. Nadie mejor que los Sweethearts from America para desenterrar el putrefacto garaje rock y mantener erectos los postulados fetichistas de los Birthday Party más afectos a Roland S. Howard que a Nick Cave y el vudú rock achicharrado de fuzz de los Cramps.
En Peor, la única canción del disco que Campano canta en castellano, se describen perfectamente: «…soy peor que cuando tenía 20 años, soy peor persona, peor amigo, peor amante, y lo peor es que me está gustando; y me quedan otros 20 años para superarme». Brutos y viciosos, pero simpáticos; así son no sólo el que canta, sino sus tres compinches, Selu, Óscar y Valentín, vivitos y rabiosos en Sevilla, cultivando su imagen de psicópatas del rock and roll de ultratumba.
La maléfica semilla de su carismático estilo ya se plantó en su disco anterior, Little sad shit yeahh!!, la historia de un malogrado crooner, atrapado en Sevilla, que se vio obligado a aceptar a los únicos músicos que se presentaron a las pruebas para su nueva banda, y que ahora en esta segunda obra ha florecido y ese crooner tan improbable, como se define Campano a sí mismo, nos canta sobre las noticias que recoge un periodicucho de 60 céntimos sobre un predicador que entra en combustión espontánea (The good samaritan), un fotógrafo asesino ejecutado en la cárcel (Pillow talk) o un escritor hallado cadáver a causa de un coma alcohólico (Too cynical to love).
Las historias son macabras, pero ellos son tan divertidos que no hay recelo que valga para acercárseles, algo que hacemos con una gran complicidad, necesaria para hacer como que te crees lo que te cuentan, porque nadie como Sweethearts from America pueden hacerte propuestas tan absurdas de un modo tan irresistible. El disco es una excelente muestra de literatura de cómic al servicio de las obsesiones colectivas, ejemplo determinante de que la palabra rock puede ser todavía sinónimo de sucio; algo que no salva almas, una condenación a ser eternamente irresponsable.
Habría mucho más que contar de un disco que consigue hacer de todo esto algo verosímil; los cojas por donde los cojas, funcionan. Por lo tanto… que te sude el corazón con el grupo más trash de los alrededores, los Sweethearts from America.