Ten Shots & K.O. Garito’s Band (Los Palacios). 11 de marzo de 2023
Ya había visto antes a Ten Shots and K.O. en el formato de dúo que componía Sergio Naranjo a la batería, la consola electrónica y la voz, junto a Santi Tore al bajo, que usaba un ampli de guitarra conectado a un bloque multiefectos que manejaba con el pie de forma que aunque sólo tenía un instrumento parecía que tocaba la guitarra y el bajo a la vez. Ahora no es necesario que lo haga porque desde hace unos meses tienen en la banda a un tercer miembro, Javi Marssiano que, con el uso de sus guitarras, hace que ya no parezca imposible, cosa de brujería, cómo solamente los otros dos eran capaces de lograr aquella gama de sonidos. Y tenía ganas de verlo por mí mismo. Así que aproveché la ocasión que me brindaba el hecho de que fuesen una de las tres bandas finalistas de la tercera edición del concurso de rock Garito’s Band de Los Palacios, que organiza el bar de copas de ese nombre –El Garito– con la ayuda del ayuntamiento de esa localidad.
Antes de hacer la crónica del concierto de Ten Shots & K.O. aprovecho para deciros que el concurso se lo llevaron de calle. No es que lo ganasen por mayoría o unanimidad, sino prácticamente por aclamación, haciéndose así con un premio de 1.000 euros, relegando a los madrileños de Ladmiro a la segunda posición, que se llevaron 300, y a los gaditanos Mae Minerva a la tercera, para la que la dotación económica era de 200 euros.
Comenzaron con Pedophiles, una de las descargas de su tercera tanda de disparos -recordad que sus cuatro discos se llaman Shot One, Shot Two, Shot Three y Shot Four– en la que ya comenzamos a apreciar las líneas de bajo gruesas y resonantes perfectamente asociadas a los riffs más agudos de la guitarra y al aluvión de golpes de la batería, convirtiéndola en un inmenso crujido rítmico del que sobresalía la melodía del canto de Sergio, con unos registros que comenzaban en los Talking Heads y terminaban en Led Zeppelin. Cuando Sergio, a gritos, la enlazó con You Must Die, la composición emocional de aquel ruido que nos inundaba ya era absolutamente vibrante. El volumen de la guitarra de Javi subió también con respecto a la canción anterior y sus riffs la convirtieron en un monstruo vivo que bajaba del escenario a devorarnos; una pena que la gente, de la que había bastante, no se prestase a ser engullida por el ruido y el volumen y se mantuviese tan alejada del escenario, al pie del cual apenas nos manteníamos siete u ocho espectadores. Sergio lo intentó, exhortándolos a que se acercasen, pero con escaso éxito, así que mejor se dedicó a demostrar que era el mejor y más feroz cantante de la noche, aplicándose a ello en Don’t Lose Your Head. Solo tres canciones y el impacto estaba ya siendo brutal.
Se mantuvieron en el Shot Three otro rato más con Roller Coaster Ride, una canción escandalosa y agria, un torrente abrasador de caos controlado en el que la guitarra de Javi chillaba como si la estuviesen acuchillando. Del Shot Two rescataron ahora My Revolution, otro paso todavía más largo en los destellos de filigranas de la guitarra, sobre una densísima base de bajo y batería. Debajo de la vorágine había también cierta suavidad, como comenzaron a mostrar en Write It Down, lo que subraya las formas en que Ten Shots & K.O. han madurado en estos seis años de trayectoria. Al principio podían ser contundentes, e incluso elegantes, pero ahora hay un fervor refinado en ellos. The Place You’re in Sometimes fue una descarga de grunge, transfigurándose después desde Nirvana de nuevo en Led Zeppelin con I Know Your Sister Will (Funk).
No conocía de antes Hole, una balada metalera de la mejor tradición; perversión a fuego lento que envenena los caramelos que nos dan bandas como la de los Scorpions, a los que tendremos en Sevilla dentro de cuatro meses. El acompañamiento prácticamente solo con el bajo haciendo de guitarra como en los primeros tiempos de la banda y con la batería; Javi, mientras tanto, apartado a la derecha, junto a su ampli color naranja, tranquilo como el Frank Sinatra que asomaba a su camiseta, encendiéndose un cigarrillo. Hard Transmission también debe ser de las nuevas; un destilado abrasivo logrado con una alquimia que permitía la fusión de Pearl Jam con el rock clásico y la dinámica del punk. Otro inicio guitarrero de altura de Javi en Trying to live y cuando después entra Sergio en la canción va directo a tu garganta y no deja de apretártela hasta que alivia un poco la tensión intercalando unas estrofas del I’m Gonna Be (500 Miles) de los Proclaimers con la pretensión de que la cantásemos con él acompañándolo en el fácil tarareo que tiene la melodía; pero como más allá de tres o cuatro de nosotros los demás no estaban mucho por la labor decidió volver a apretar hasta dejarnos sin resuello, para terminar con un estallido instrumental que la unió a My Favourite Game. Después de eso solo quedaba quemarlo todo; y lo hicieron con Burn Them On.
Un concierto de una gran intensidad sostenida que se terminaba con los dedos de Javi galopando sobre el mástil de una segunda guitarra que había sacado un rato antes, con Sergio gritando los nombres de sus colegas de banda, con Santi bajándose del escenario y paseando su bajo por delante de nuestras narices. Había que pedirles que se quedasen un rato más, por fuerza. Ten Shots & K.O. fue la única banda a la que se les pidió un bis esta noche. Y tras silenciosas consultas con la mirada a los miembros de la organización, lo concedieron con Ey!, la única canción que Sergio interpretó en castellano, que convirtió el arreón final del concierto en una trituradora, una cacofonía con deletreos de armonía.
La continuación la tendremos el próximo día 27 de mayo, cuando Ten Shots & K.O. vuelvan a ocupar un escenario sevillano. Esa vez será en la sala Malandar, compartiéndolo con Crazy Zombie y Rienda Suelta. Una cita ineludible.