Los News + The Loud Residents. Sala FunClub. 23 de mayo de 2019
La reaparición de una banda en su propia ciudad es siempre un acontecimiento muy especial y en el FunClub anoche se encontraron Los News con una asistencia más que buena y una sonorización algo deficiente… no sabéis cómo echo de menos aquellos tiempos en los que en esta sala era imposible hablar unos con otros porque los decibelios que venían del escenario te lo impedían. Y volvían tan en forma como siempre, aunque un rato antes de empezar Quintín Gas me dijese que ya va sintiendo el peso de la edad, hundiéndome en la miseria, porque la mía es casi el doble que la suya. Pero siguen arrojando oleadas de feedback, soliviantando el ánimo de la gente y tan incapaces de aplacar el propio gusano interior como la última vez que les vimos. La porra sobre cuánto tardaría Quintín en destrozar algo la ganó Alfonso Espadero, el bajista de Los Labios, cuando en la interpretación de tan solo la segunda canción, God is an alien, ya tuvimos que apartarnos todos los que estábamos en las primeras filas al ver venir volando hacia nosotros su micrófono, todavía sujeto a su enorme pie metálico, incluso.
Habían comenzado con I’m gonna ride the horse, una canción también de su segundo y hasta ahora último disco, If we don´t, who will?, que fue la base del repertorio que de forma tan efectiva desarrollaron anoche, porque lo hicieron prácticamente entero (juraría que excepto Children of the IIIWW cayeron todas las demás). El cambio a su primer disco, el Automedication, se produjo cuando todos reconocimos los primeros acordes kinkalleros de Far away from you, a los que siguió un alud de notas graves del bajo y la batería que se comió casi todo lo demás. Es esta una canción en la que se sostienen mucho las notas repetidas de la sección rítmica y en la que el bajo sobresale, más aún anoche, que vimos a Javi Matute tocarlo y manejarse con él de una forma en la que no recordábamos haberlo visto nunca; la explicación más lógica que se nos ocurre para esto es que en este tiempo que hace que no le vemos haya estado en algún cruce de caminos vendiendo su alma al diablo para conseguir tocar así. Y el perjudicado, aunque la canción era de las suyas y la estaba cantando él, que se alternaba haciéndolo con Quintín, según quién fuese el autor de las canciones, fue Lucas, de quien apenas escuchábamos la guitarra, algo que continuó sucediendo durante Time to move blues y Everyday, hasta que debió subirle el volumen antes de comenzar a atacar las dos canciones nuevas que estrenaron anoche, porque ya en Shiva y, sobre todo, en Breathe and bleed, que así se llaman estas, sí que la escuchamos mucho mejor. Shiva es más vehemente, arrebatadora, una descarga de rock arrolladora, y Breathe and bleed es una negra explosión de blue-eyed soul, con radiantes acordes dignos de los mejores primeros discos de Chicago y tan majestuosa y killer como la anterior.
Jugar en casa, al calor de los amigos y ante una audiencia receptiva, funcionó como un eficiente catalizador para que las canciones conocidas de Los News se fundieran espontáneamente con este dúo de esplendorosas canciones nuevas, conformando una argamasa donde las buenas melodías, la caña y el ruido conviven perfectamente. Después, tras volver a su último disco con In blues we trust y Words, colocaron, al grito repetido de Quintín de esta sí os la sabéis, cabrones, su archiconocida I’m in love with the wrong girl en el momento exacto para que todos deseásemos que los doce minutillos que quedaban en el reloj cuando la banda preguntó desde el escenario si tenían tiempo para más antes de la medianoche, en que siempre acaban los encantamientos en el Fun Club, se alargasen durante doce horas al menos. Las tres canciones más que lograron meter en ese tiempo nos supieron de forma suculenta, a gloria: Happines is boring, The Wolf y Stupid! It’s all a lie, aplastante cierre en el que incluso Javier imitó a Quintín en lo de bajarse del escenario a celebrar la felicidad de estar tocando rock and roll rodeado de espectadores tan felices como ellos.
Antes de que Los News ocupasen el escenario estuvieron sobre él los malagueños The Loud Residents, muy jóvenes y verdes todavía, pero bueno, esta es la edad para aprender. Y Nirvana y Pavement no son malos espejos en los que mirarse. Lucharon además con el hándicap de que tenían un batería que no era el suyo. Y aunque no podamos decir que anoche ganaron ninguna batalla, pero salieron vivos para seguir intentándolo.