No podremos verles en directo porque Turdetans no es una banda que se haya diseñado para dar conciertos, al menos por ahora; es un proyecto musical centrado en componer música con un sonido pleno del barroquismo descriptivo que tienen otras bandas poderosas de las que nos habla José Luis Portillo, bajista, teclista y encargado de las programaciones electrónicas: «Tenemos influencias de bandas como Pink Floyd, Camel, King Crimson, Jethro Tull o Imán Califato Independiente, que han sido pilares más que fundamentales en nuestro sonido; aunque otras bandas más actuales como Riverside, The Pineapple Thief, Porcupine Tree o los últimos discos de Opeth también creo que han jugado un papel importante. Sin centrarnos en ninguna de ellas y evitar comparaciones y copias. Pensamos que hay que intentar siempre seguir el camino que los grandes han marcado y aprender de todos ellos, pero nunca hay que hacer copias». Y con su disco recientemente editado, Suite of dreams, el grupo demuestra con hechos lo que José Luis nos dice.
Turdetans es un trío de Alcalá de Guadaíra, compuesto también por Juan Manuel Pinto en la voz y Francisco Góngora en las guitarras, que amoldándose al escaso presupuesto para acceder a un estudio profesional y a pesar de no poder contar con músicos contrastados para algunos de los instrumentos que necesitaban y que han tenido que programar para que sonasen virtualmente, aunque lo más humanizados posible, han sido capaces de desarrollar un álbum conceptual compuesto por una suite de más de 42 minutos, con doce temas basados en el mundo de los sueños, en la que se entrelazan perfectamente y sin interrupción largos paisajes instrumentales con piezas de folk rock acústico y de rock progresivo actual.
José Luis también nos habla de la grabación del disco. «Fue grabado en nuestro propio home estudio y luego masterizado por David Carmona en los estudios La tortuga de Carmona. Es un trabajo que hemos hecho con mucha humildad, y aunque lleva poco tiempo en la calle está teniendo una aceptación que jamás hubiésemos esperado». Una aceptación que no es de extrañar porque Suite of dreams le da frescura y una nueva vida a un sonido que no suele resistir muy bien el paso del tiempo, pero que aquí suena limpio, directo y convincente, haciendo de Turdetans una banda muy distinta a todas las demás de la ciudad, incluidas aquellas que se lanzan a experimentar en todas direcciones, sin cuidar demasiado la medida.
El disco tiene un comienzo muy denso con Lullaby, el prólogo, en el que no es capaz de abrirse paso una instrumentación más allá de la de unos golpes de teclas. La voz solista en todo el disco será la de Juan Manuel, pero aquí suena la de José Luis por única vez para asentar el tono, al menos en lo que respecta a las letras, de todo el universo onírico que va a poblar la obra. Después Insomnia es un puente instrumental que nos va encaminando al caleidoscopio musical que irá combinando colores hasta el final. Colores de una paleta de la que se van extrayendo texturas pinkfloydianas, en Lucid dreams, por ejemplo; otras más cálidas, como esas que nos recuerdan a Imán en Parasomnia; intensas, como la mezcla de Jethro Tull y los olvidados Storm del segundo disco en Rapid Eye Movement… pero colores que a Turdetans les sirven para pintar un cuadro propio que solo se asemeja en el estilo a los que pintaron antes Van Der Graaf Generator o King Crimson.
Las piezas llamadas Friends, en sus partes I y II, marcan los límites del espectro entre los que se mueve el sonido del grupo, desde la frialdad a la calidez, desde la oscuridad a la luz, desde la pesadilla al sueño feliz; en los ocho minutos y pico que duran entre los dos temas están todas las posibilidades que nos brinda este disco, las de contemplar un mundo lleno de imágenes, de sugerencias, de ternura, pero un mundo solamente soñado, del que despertamos con la última de sus canciones, Wake me up, en la que el amanecer llama a la puerta y despertamos, en silencio. Su primer verso nos sirve para definir a Turdetans: la banda que convierte el silencio en música.