Za! feat. Pony Bravo, Hermanas Gestring y Morgan Caney. Teatro Central. 15 de mayo de 2019
Estamos en el siglo XXI, la época de la cibernética en miniatura y de las concentraciones humanas. Se nos está poniendo la cara del color del asfalto y los ojos como espejos de tanto reflejar la ridícula monotonía que nos rodea. En nuestros cromosomas se acumula toda la historia de la humanidad y se mezcla con las ansias de ciencia ficción, de visiones futuristas, con las ansias de evasión que habitan e inundan cada día nuestro programado cerebro. Perdemos la noción del tiempo de tanto preocuparnos por él, y ya no sabemos si comportarnos como caballeros medievales o como los fríos microprocesadores que vigilan y controlan cada uno de nuestros movimientos políticamente correctos. La música de Za! es la resultante y la exposición directa de este trauma urbano que vivimos. Y su concierto de anoche en el Teatro Central refleja perfectamente la situación expuesta. Un final demoledor para el Ciclo de Música(s) Contemporánea(s).
Melodías inquietantes, estructuras repetidas, ritmos torturantes, sintetizadores extraterrestres, incontenible ímpetu de batería, agresivos devaneos del saxo, cuando lo tomaba Morgan Caney, bases sonoras híbridas cuando las ejecutaban los de Pony Bravo, sueños de libertad estrellados en micrófonos indiferentes a ellos, contorsiones imposibles y caricaturescas historias interpretadas por las Hermanas Gestring, puestas a vibrar a ritmos de rock, de jazz, de música tribal, de hip hop… no sé qué más florituras lingüísticas emplear para tratar de definir el estilo inclasificable de Za! en su Pachinko Multiplex.
La música de Za! tiene mucho de electrónica, prácticamente todo, pero el producto final es ampliamente directo y eficaz, casi orgánico, incluso. Piezas como Test d’estrés son verdaderamente diabólicas, todo rupturas y variaciones, un parche que te cierra los ojos a todo y no permite ni un solo desliz de la mente hacia la realidad. Tiempo y espacio son dos coordenadas vitales que cobran extrañas dimensiones en un concierto como este, fluctuando entre la mitología clásica de la barca de Caronte manejada por Las Keres, las hijas canis del barquero del Hades con Remedios Amaya, y la mitología moderna del postureo a los dos lados de la raya del Mi DNI de Pony Bravo. Como maestros de fragua Pau y Edi, dando forma a golpes de sintes y batería, respectivamente, a los complejos patrones rítmicos y a las imágenes abstractas, para que no terminasen siendo el absoluto caos en que amenazaban convertirse. Y en medio de todo ello, yo, sin decidir si era mejor comerse el melocotón en almíbar de la sonrisa de la novia de los compadres de Pony Bravo o el ojete de Greta Gestring. Pero al final Za! convirtieron el concierto en una rave y todo dejó de importar.
